UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 170

Andrea suspiró y negó con la cabeza.

—No por ahora. Giselle se está metiendo en nuestros asuntos y amenazando nuestra vida y nuestra familia de una manera que debemos detener —explicó—. Eso es lo primero, ponernos a salvo antes de pensar en nada más.

Chiara frunció el ceño con molestia.

—Lo siento mucho, Andrea. Giselle no es la única responsable de todo esto; al final fuimos Noémi y yo quienes la trajimos a este país y no debimos hacerlo —suspiró—. Pero no voy a dejar que manipule sus vidas de esa forma, así que si me dejas, estoy aquí para ayudar.

Andrea sonrió de medio lado y se apartó de la puerta para dejarla pasar.

—¿Café?

Después de eso la conversación fue breve y las decisiones fueron definitivas.

—Que conste que hago esto por ti y solo por ti —murmuró sacando aquella tarjeta—. Porque es una rendición mayúscula de mi orgullo. —Suspiró y marcó el número, y apenas escuchó aquella voz tuvo que sentarse—. ¿Jhon? Soy Chiara... Sí, ya sé que te dije que no iba a llamarte, pero te necesito... No, para eso tengo un Satisfyer Pro G-Spot Rabbit que trabaja muy bien, lo que quiero de ti es un poco más... profesional... Sí... sí... —entornó los ojos y se desesperó—. ¡Mira Jhon, yo mando el avión y tú vienes! ¡Ya que estés aquí me lo haces hasta por las orejas pero por favor, ven! ¿De acuerdo?

Al otro lado debieron darle alguna respuesta lo bastante coqueta como para hacerla reír por lo bajo, pero finalmente cortó la llamada y se giró hacia Andrea.

—Estará aquí esta noche. Si alguien puede ayudarnos es él —dijo.

Mientras tanto, Andrea y Chiara comenzaron a trabajar juntas en un plan para acceder al departamento de Giselle. Después de mucho discutir la gemela sugirió que la mejor opción era que Zack la invitara a una cita.

—Bueno, eso resolvería el problema definitivamente, porque no necesitaremos las grabaciones. ¡Si esa descarada le pone un dedo encima yo la despellejo de una vez! —gruñó Andrea.

—Ya sé que no te gusta la idea, pero sabes que es el único modo de poder mantenerla fuera del edificio sin despertar sospechas.

Su objetivo era claro: poner de cabeza el departamento de Giselle hasta encontrar todas las grabaciones.

Sin embargo decirle a Zack y que este aceptara fue lo más difícil.

—¿La lengua?

—¡Y todo lo demás también! ¿Se entendió?

Él la envolvió en un abrazo apretado e hizo un gesto de afirmación.

—Por supuesto que sí, jefa —murmuró.

Andrea juraba que jamás se había sentido peor en su vida como en aquel momento en que lo había visto salir por la puerta, listo para verse con aquella arpía. Pero no había tiempo para la impotencia porque cinco minutos después Chiara estacionaba su sedán frente a la casa.

—¿Lista para el show, cuñadita?