Resumo do capítulo Capítulo 0259 do livro UN BEBÉ PARA NAVIDAD de Day Torres
Descubra os acontecimentos mais importantes de Capítulo 0259, um capítulo repleto de surpresas no consagrado romance UN BEBÉ PARA NAVIDAD. Com a escrita envolvente de Day Torres, esta obra-prima do gênero Romántica continua a emocionar e surpreender a cada página.
Aquel "Hola" le había acelerado el corazón a Loan a punto de ponerlo a correr por la casa, y cundo leyó ese mensaje diciéndole que podía ir a ver a Mauro, solo se subió a su auto y condijo como loco sin importarle que no llevaba ni maleta ni anda.
Solo cuando estaba entrando a Lucerna se dio cuenta de que ella había escrito “fin de semana", y para eso faltaban cinco días.
Hizo un puchero, no quería irrumpir en medio de su recuperación pero tampoco quería irse, así que buscó alguna cabaña que rentar y ahí se quedó, solo a cinco minutos de las personas que más amaba en la vida, pero debía tener el carácter para esperar a que fuera su momento sin agobiarla.
Solo esperaba que se sintiera mejor, pero por desgracia esa era una esperanza que no estaba muy cerca de cumplirse. Esa noche Danna miraba el frasco de pastillas con detenimiento. Quería dormir, pero no quería dormirse tanto como para no escuchar a su bebé si lloraba. Finalmente volvió a meter dentro la pastilla que había sacado y lo puso a un lado. Mauro ya dormía casi toda la noche, pero siempre le daba hambre en la madrugada y ella no quería dejar de atenderlo.
Cabeceó de nuevo delante del fuego de la chimenea hasta que lo escuchó llorar y se levantó como un autómata para ir a verlo.
—Ya, mi amor... ya —lo mimó cargándolo y dándole su biberón.
Danna amaba a aquel niño más que a nada en el mundo, y solo el hecho de saber que estaba bien y seguro la hacía feliz. Lo devolvió a su cunita en cuanto se quedó dormido y regresó a su habitación, sin embargo antes de que se acurrucara de nuevo en el sofá, sus ojos se fijaron en algo: tenía los pies sucios... ¡sucios como de tierra!
Se inclinó hacia adelante y levantó una pequeña hoja rojiza y anaranjada que llevaba pegada a la planta del pie.
—¿Y yo cuándo salí de la casa?
"Y descalza".
—Esa podría ser una muy buena opción —la animó la doctora—. Sé que todavía o te sientes cómoda con él, pero...
—Pero mi hijo no tiene la culpa —terminó ella—, y sería una madre muy irresponsable si no me cuido y lo dejo sin mamá. —Danna se mesó los cabellos con gesto inquieto y respiró profundo—. Igual ya le había dicho que podía venir el fin de semana a ver a mauro así que... supongo... bueno, puedo pedirle que me ayude a cuidar del bebé.
La doctora asintió satisfecha, porque más que alejarse de todas aquellas cosas que le provocaban ansiedad, Danna necesitaba enfrentarlas en un ambiente saludable y protegido. Ella, por otra parte, aún no estaba muy convencida, pero salió de allí caminando como cada tarde y durante el regreso algo la hizo detenerse.
Frente a ella quedaba la estación del teleférico para subir y bajar la montaña. Danna miró su reloj por un momento y todavía tenía bastante tiempo antes de que anocheciera, así que pagó un boleto y se subió a una de las pequeñas cabinas. El paisaje era espectacular, de eso no había duda, y al llegar a la cima, en medio del silencio de la tarde y la tranquilidad porque todavía no era temporada alta para esquiar, Danna sintió que podía respirar con más libertad.
Comentários
Os comentários dos leitores sobre o romance: UN BEBÉ PARA NAVIDAD
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