Era difícil, pero Levi se sorprendía en lo aplicada que podía ser aquella condenada mujer. Le gustaba estar con él, a él le gustaba estar con ella, y cuando su celular sonaba en medio de un almuerzo ella simplemente lo apagaba.
—¿Y solo cerrar los ojos y ya? ¿Sin incentivo? ¿Un cuchi cuchi? ¿Un orgasmito...? ¿Nada? —se quejó ella la primera vez que Lev la mandó a tomar una siesta.
—Solo tienes media hora, eso no nos alcanza ni para empezar, pero te diré qué, si lograr terminar hoy antes de las once de la noche, te prometo que te hago cosas innombrables.
Noémi sonrió y como aquella negociación le pareció lo bastante buena, cerró los ojos acurrucándose junto a él y durmió al menos media hora antes de volver a la batalla en el banco.
—Señor Jefe, de verdad estoy complicada pero me muero de hambre, ¿puedes traerme de comer a la oficina? —le pidió ella un par de días después y Levi eligió algo con pescado para estimular aquel cerebrito.
La primera semana fue así. Él negociaba con ella para que descansara, y Noémi procuraba que el trabajo no la consumiera más de lo necesario. Levi mientras tanto sacaba de paseo a Peter, disfrutaba de la ciudad y le hacía el amor hasta cansarla apenas ella llegaba.
—Disculpe, ¿puede darme un paquete de fetuccini? —pidió a uno de los tenderos de aquella zona de la ciudad.
Había sobornado a Noémi con pasta tradicional casera, y para eso había empujado el cochecito de su hijo hasta aquella tiendecita de productos italianos.
—Lo siento, joven, el señor acaba de comprar el último paquete —dijo el tendero señalando a un hombre alto y severo de pie junto a él.
—Ah... bueno... ¿raviolis?
—¿Es importante? —preguntó el hombre viendo su cara de decepción.
—No... bueno sí, quería hacer una cena especial para una dama —admitió Levi—. Pero no soy bueno en la cocina y el fetuccini es lo más fácil.
Levi intentó contactarla a su teléfono pero ella no respondía. Ni siquiera sabía qué pensar, Noémi no era de dejar a nadie plantado cuando daba su palabra; pero una hora después una de las notificaciones de su celular comenzó a sonar. Levi había puesto una alerta sobre el apellido Keller y en cuestión de segundos le llegó aquel artículo al ser publicado.
Le bastó un momento para leerlo y tuvo que sostenerse de la encimera porque las piernas empezaron a temblarle. El titular estaba escrito en grandes letras negras: "CEO de Asterion Bank sufre atentado de la competencia"
Debajo aparecía una foto del Ferrari chocado al borde de la carretera y de una ambulancia llevándose a Noémi.
"Noémi Keller, heredera y CEO del conglomerado Asterion Bank, ha sufrido esta noche un atentado en forma de accidente automovilístico, perpetrado por uno de sus principales archienemigos en los negocios, Axel Grimma, quien ha sido detenido en la escena. Todavía se desconocen la envergadura de las heridas de la señorita Keller, pero los paramédicos afirman que estaba semi consciente mientras la trasladaban al hospital..."
Levi sintió que se ahogaba, buscó por todo el artículo pero no decía a qué hospital la habían llevado y aunque llamó desesperadamente a los más cercanos, en ninguno quisieron darle razones.
Finalmente y aunque temía asustarla llamó a Danna, pero en Lucerna ya estaban enterados del accidente y de inmediato le dieron la dirección. Conseguir un servicio de niñera profesional a aquella hora no fue difícil, pero a Levi los minutos se le hacían eternos mientras esperaba, y cuando finalmente supo que su hijo estaba seguro, salió corriendo hacia el hospital.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: UN BEBÉ PARA NAVIDAD
When reading the parts containing images accompanied by random words, it feels really uncomfortable. Perhaps I and many readers will leave this website....