UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 322

Levi quería que la tierra se abriera a sus pies.

—No fue una casualidad... —balbuceó con voz entrecortada—. No fue casualidad que lo encontrara.

—No, no lo fue —replicó Noémi—. Te creo cuando me dices que no lo conocías, pero eso no quita que se haya acercado a ti por información. Procura recordar, Levi, ¿qué le dijiste?

Él sintió que las lágrimas de rabia y de impotencia le subían a los ojos, y se mesó los cabellos como si quisiera arrancárselos.

—Yo... sí le dije, ¡maldición, sí...! Le dije la hora a la que íbamos a cenar, la hora a la que ibas a salir del trabajo —murmuró mientras la culpabilidad lo consumía—. Le dije que eras importante para mí.

Noémi tragó en seco y respiró profundo. Todo le dolía, pero en aquel momento más que nunca sabía que debía hacerse cargo de la situación.

—Abre la puerta, por favor —le pidió y Levi obedeció. Milo entró enseguida y se quedó mirándolo feo—. Déjalo en paz, Milo, él no hizo nada —sentenció llamando su atención, pero necesito que me hagas un favor. Llama a uno de los choferes profesionales de la compañía, que venga en una camioneta, pasarán a mi departamento a buscar al bebé y los regresará a Lucerna. Más tarde hablo con Loan para que me ayude desde allá.

Antes de que Levi pudiera protestar Milo salió de la habitación y él se giró hacia Noémi.

—No puedes hacer esto, yo no me quiero ir.

—Levi, escucha...

—¡No, escúchame tú a mí! —sentenció él—. ¡Lo siento, lo siento en el alma, no estoy acostumbrado a esta vida de amenazas y ni remotamente se me pasó por la cabeza que alguien pudiera usarme para atacarte pero...! ¡Dios, no fue mi intención! ¡No puedes manejar las cosas así solo porque te fallé una vez!

—¿¡Cómo puedes pensar así!? ¡No lo estoy haciendo por eso!

No quería irse, pero al final asintió con la cabeza, sabiendo que tenía razón. Se acercó a Noémi lentamente la abrazó con fuerza. Estuvo abrazándola por un largo rato porque saber que estaba bien en aquel momento era lo único que importaba. Por fin se apartó lentamente, se inclinó hacia adelante y le dejó un beso fugaz en los labios.

—De verdad lo siento mucho, no era mi intención que nada de esto, pasara, Noe, te lo juro.

—No te preocupes... todos vamos a estar bien.

Levi se alejó de ella y se dirigió a la puerta. Miró atrás un par de veces, tratando con desesperación de comportarse como un ser racional, pero por más que se repetía que no tenían nada serio, que aquello solo era una linda amistad con mucho muchos beneficios, sentía como si le estuvieran clavando un hierro al rojo vivo en la espalda para alejarlo de ella.

Sin embargo una hora después iba a camino a Lucerna con su hijo y con una escolta, y allá Loan conseguiría un guardaespaldas para ellos durante un tiempo; alguien que los vigilara sin molestar a Levi, al menos hasta que estuvieran seguros de que el peligro había pasado.

Noémi se hizo el resto de los estudios que faltaban y al día siguiente le dieron el alta. El condenado Ferrari era realmente un purasangre, porque aunque se había hecho trozos, a ella no le había pasado nada más grave que un dolor de cadera severo.

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