UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 323

Así que cuando se subió a aquel sedán, su orden fue simple.

—Eliyaz, vamos a la comisaría.

—¿Estás loca? —la regañó Milo—. ¡Acabas de salir del hospital!

—Ya lo sé, pero no voy a ir a mi departamento a tirarme en una cama —replicó Noémi—. Axel Grimma todavía está ahí, y tengo que hablar con él, quiero saber por qué pasa por la cabeza de ese hombre o de lo contrario no estaré tranquila nunca más.

A Milo no le quedó más remedio que guardarse sus pensamientos y seguirla hasta la comisaría. Grimma todavía estaba detenido bajo interrogatorio. Él juraba y perjuraba que solo había sido un lamentable accidente, pero la policía no creía eso, y solo estaban esperando por la declaración de Noemi Keller y los cargos que quisiera levantar contra él.

Uno de los policías la dejó entrar al cuartito de interrogatorios y no sin mucho esfuerzo la muchacha logró sentarse frente al hombre, con un pequeño gruñido de dolor.

—O yo tengo muy poca suerte o tú tienes demasiada —siseó viendo que no le había provocado nada más grave que un par de moretones.

—Creí que ese hecho ya había quedado en el momento en que mi empresa absorbió la tuya —siseó Noémi—. Pero si mal no recuerdo te pagué muy bien por ella, ¿por qué diablos me andas molestando? ¿No deberías estar en alguna isla bronceándote y disfrutando de tus cincuenta millones?

—¡Pude ser más rico que eso!

—¡Pues hubieras estudiado mejor tus negocios! —replicó Noémi—. Si no era yo sería cualquier otro, pero si supieras moverte entre tiburones no te habría mordido. ¿Quieres ser más rico? Usa los millones que te pagué y empieza de nuevo, pero con más inteligencia esta vez.

Axel Grimma la miró con un odio. No quería eso, solo quería lastimarla tanto como podía para que le devolviera su empresa de vuelta.

—Bueno, puedes acusarme si quieres, pero te advierto que si caigo, no caeré solo. Si caigo, voy a arrastrar a ese estúpido a la cárcel conmigo, y su mocoso se quedará solo en el orfanato de Lucerna... o tu culpa te hará recogerlo —siseó él con una sonrisa satisfecha—. Entonces. ¿Qué va a ser?

Noémi sintió como si sus dientes fueran a romperse unos contra otros y empujó la puerta del cuarto de interrogatorios para salir de allí. No podía creer que aquel idiota estuviera amenazándola con meter a la cárcel a Levi después de casi matarla a ella, pero por desgracia sabía que era cierto, si abría su boca para señalar a Levi, no habría forma segura de poder ayudarlo.

—¿Señorita Keller? —Tras ella la voz de uno de los detectives del caso la hizo volverse.

—¿Escuchó lo que dijo? —preguntó.

—Sí, estaba del otro lado del cristal, pero no puedo tomar la amenaza como una confesión de culpabilidad —le explicó el hombre—. Me temo que es una situación complicada. ¿Ya decidió qué va a hacer? ¿Va a presentar cargos contra Axel Grimma?

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