Veinticuatro horas. Noémi se dio veinticuatro horas para llorar porque en el fondo también era humana. Fue al aeropuerto, vio a Levi y a Peter tomar aquel vuelo y aceptó, porque no le quedaba otra opción, que su camino y el de Levi iban a separarse. Aceptó que no podía hacer nada para cambiar eso, y confirmó lo que siempre había pensado: que no era sano meter el corazón en la cama, y viceversa.
Se limpió las lágrimas y se ajustó las bragas para los meses que vendrían, porque sabía que no serían fáciles. Chiara y ella trataron de mantener a la familia lo más apartada posible de la verdad. El abogado de su hermana consiguió un trato para un juicio totalmente privado, y la desesperación de Jhon consiguió que ni los medios se enteraran.
Luego vinieron las declaraciones. Los intentos de Jhon por desmentirla. Chiara asumiendo una culpa que no era suya, y la renuncia a todo lo que tenía. Ver a su hermana firmar aquella cesión de los bienes que le quedaban para no volver a arriesgar a la familia golpeó muy duro a Noémi. Quizás mucho más que devolver hasta el último centavo de todos los millones que la policía le había congelado a Franco Garibaldi.
—Ella va a estar bien, amore mío —intentó calmarla Nino cuando Noémi tuvo que abrazar a su hermana por última vez antes de que se la llevaran.
—¡Claro que no va a estar bien, Nino! ¿Cómo se te ocurre que va a estar bien? —sollozó ella—. ¡Va a estar sola, va a estar sin mí...!
Nino le acarició los brazos arriba y abajo con un gesto tranquilizador.
—Lo sé, pero estamos haciendo todo lo posible para que esté cómoda —le dijo con acento firme—. Esta fue la decisión de tu hermana y estuvo bien que la respetaras, ahora solo quedan dos cosas, asegurarnos de que esté cómoda durante el tiempo que estará lejos, y sacar a flote las compañías.
Noémi se limpió las lágrimas como mejor pudo, estaba agotada, exhausta por todo lo que estaba sucediendo.
—Hagamos algo, en cuanto nos den permiso regresaremos a visitarla... ¡es más! ¡no nos vamos a ir hasta verla! ¿Eso te tranquiliza?
—Sí. Mañana voy —murmuró Noémi mirando al techo—. Y salieron los resultados de la ecografía de la esposa de mi hermano. Sabemos que será una niña y quiero contárselo a Chiara.
—Entonces procura dormir un poco para que no te vea tan demacrada.
—¿Qué tan demacrada me veo?
—Eres la novia cadáver, amore mio —respondió él con una sonrisa mientras alargaba la mano para cubrirla bien con la manta—. Yo me encargo aquí. ¿Vale?
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: UN BEBÉ PARA NAVIDAD
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