UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 335

Los ojos de Noémi destellaron de rabia y el eco de aquella bofetada se escuchó en toda la casa mientras ella apretaba el puño porque la palma se había quedado doliéndole.

—No permitas que mi amabilidad te confunda —siseó—. A mí me falta al respeto quien me da la gana, y tú eres la última persona en la Tierra que puede hacerlo porque te di más de lo que le he dado a ningún hombre en mi vida.

Le dio la espalda y salió de allí. No podía hablar más con él en ese momento, porque si permitía que otra palabra saliera de su boca acabaría llorando o arrepintiéndose, y ninguna de esas dos cosas eran parte de su carácter.

Noémi sabía dos cosas que nadie más sabía: la primera era que esa sería la última vez que su hermana estaría junto a su familia en mucho tiempo. Y la segunda era que no podía forzar palabras en oídos que no querían escuchar.

Se fue a casa, se preparó para la boda de Loan y esa tarde no hizo nada más que atender a su familia y cuidar de Chiara, intentando que nada la afectara más de lo que ya estaba.

La ceremonia fue hermosa, los votos fueron increíbles y en todo ese tiempo Noémi apretó los labios porque Levi no la miró ni una sola vez.

—Que no quede por ti —le dijo Chiara—. Búscalo, explícale, hazlo entender. Está por irse y si se va sin que le hayas dicho lo que sientes, te vas a arrepentir.

—Lo que siento no va a cambiar nada, Ara —murmuró Noémi.

—Lo que sientes puede cambiarlo todo, hermanita... solo asegúrate de sentirlo por la persona correcta. Pase lo que pase, no dejes que te pase lo que a mí —le dijo Chiara.

Noémi asintió despacio y buscó con la vista a Levi, hasta que vio que se dirigía al cuarto donde estaban las niñeras con los bebés.

—¡Levi! —exclamó corriendo tras él hasta alcanzarlo.

—¿Qué quieres, Noemi? ¿La otra mejilla, quizás?

—¡Por favor! Lo lamento por eso, y tú deberías lamentar lo que dijiste, pero ahora mismo solo quiero hablar, por favor —le dijo ella con todo conciliador—. Lo de Nino no es en serio, son negocios, es una fusión por el...

—Dinero. Sí, Noémi, lo sé, no soy estúpido. No es como si en algún momento hubiera esperado que te quedaras con un tipo como yo —replicó él con sorna—. ¡Por dios lo supe desde el primer instante, eres una niña de papi, eres uan heredera, millonaria! ¿Qué demonios podrías hacer tú conmigo más que rascarte la picazón un rato?

—¡Maldit@ sea, Levi! ¿¡Eso fue lo único que viste de mí!? —espetó ella con rabia—. ¿Eso fue lo único que hicimos? ¿Follar? ¿Se te olvidó todo lo demás? ¿Se te olvidaron todas las veces que viajé solo por verte unas horas, se te olvidó...?

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