UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 338

Levi ya había conocido Oslo, le encantaba; al final era un animalito de frío, donde hubiera nieve, ese era su lugar.

El señor Larsen lo recibió con atenciones que Levi jamás había soñado, lo llevó de paseo por la ciudad para que conociera los lugares más bellos de Oslo, y luego siguieron hacia las instalaciones del equipo de esquí, donde Levi pudo ver con sus propios ojos el impresionante material con el que contarían para la próxima temporada.

Larsen había comprado una mansión completa para el equipo de su hijo, estaba situada en una colina, rodeada de árboles, cerca de la pista profesional donde entrenarían. La casa era impresionante y tenía todas las comodidades que los adolescentes pudieran desear: comenzando por un gimnasio totalmente equipado y una enorme piscina techada. Las habitaciones eran amplias y acogedoras, cada una con su propio baño, techos altos, chimeneas de piedra, muebles de madera tallada y alfombras de lana.

Para Levi había una casa con acceso independiente en el ala derecha de la mansión, para que los chicos no molestaran al bebé, y por supuesto que Oskar Larsen lo recibió con una niñera profesional y un contrato espectacular.

—De verdad agradecemos tenerte aquí. Va a ser una experiencia increíble para los chicos —dijo el banquero.

—Gracias señor Larsen, procuraré estar a la altura —respondió Levi.

Había creído que sería más difícil, pero "los chicos" no eran tan chicos. El más joven tenía quince años y el mayor diecisiete. Eran maduros y amables, y aunque a veces tenían sus desacuerdos, los cinco estaban completamente dedicados a sobresalir en los juegos de invierno y eran excelentes esquiadores.

Así que el trabajo de Levi era bastante sencillo: pulirlos, presionarlos, hacer que mejoraran tanto como fuera posible y llevarlos a los campeonatos a ganar.

La vida era agitada, la vida era buena. Las semanas comenzaron a pasar y a Levi volvió a dolerle cada músculo por los entrenamientos intensos. Pero a veces pensaba en Noemi, ella le había dejado una marca profunda en el alma por más que se negara a reconocerlo. Muchos días se preguntaba como estaría, si seguiría con el cuatro ojos o si ya se habría hartado de aquel nuevo negocio.

Y aunque nunca lo admitió a nadie, Levi extrañaba profundamente a Noémi. Todas las mañanas, cuando los chicos estaban entrenando, pasaban cerca de varias pequeñas cabañitas de equipamiento, y él no podía evitar recordar el día que la había picado la araña. Demasiadas cosas se la recordaban, pero no había ni una sola noticia sobre ella en las redes sociales, ni sobre ella ni sobre el novio de negocios.

Así que Levi eligió desconectar su mente de su pasado y centrar todas sus energías en su trabajo y en su hijo.

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