Todos los sabían. Ahora absolutamente todo el mundo sabía lo que estaba pasando entre ellos, pero Noémi parecía muy conforme con eso. La vida se iba des complicando poco a poco, la familia seguía reuniéndose y faltando dos días para el primer año de Peter, Levi puso frente a ella aquel documento.
Estaban en medio de una cena romántica cuando él le entregó aquel acuerdo de adopción por el que ella accedía a tomar a Peter como su hijo.
Noémi lo miró asombrada y él se espantó, por supuesto que se espantó, porque hasta ese momento había pensado que ella quería eso.
—Yo... lo siento, pensé que esto era lo que querías —murmuró él tomando el documento—. Pero mejor si no apresuramos las cosas, ¿verdad?...
Noémi alcanzó su mano para detenerlo y acercó su bolso, sacando de él un documento idéntico que ella misma había tramitado.
—Venía a pedirte exactamente lo mismo —respondió y los dos rieron porque realmente estaban conectados.
Levi asintió despacio y firmó los dos documentos y ella hizo lo mismo. Solo era una formalidad, pero era una linda formalidad.
—Bueno, la fiesta del primer año de Peter será en Lucerna —dijo Noémi guardando todo emocionada y cambiando de tema—. Los Keller vamos a reunirnos... o bueno, casi todos.
Levi tomó su mano sabiendo que en aquel momento estaba pensando en su hermana.
—Ya falta poco —le dijo—. Chiara va a estar con nosotros muy pronto. Ya lo verás.
Noémi negó con un suspiro.
—No lo creo, eso va a demorar demasiado —respondió—. Apenas Chiara esté libre tendremos que desaparecerla... o eso creo, no lo sé. ¡Dios, ni siquiera sé qué planea hacer mi hermana! Pero me da miedo porque sé que Chiara no es de las que se esconden... y Jhon todavía anda alrededor.
Levi apretó los labios.
—¿Ese hombre no trabaja? ¿Cómo diablos ha podido quedarse aquí tanto tiempo?
—No lo sé. La verdad es que ya no sé si trabaja para... ya sabes... siempre lo veo de civil y... no sé. No sé. Todo es muy complicado.
Levi asintió acariciando su mano por encima de la mesa, con un gesto de que sin importar lo complicado que fuera, él siempre iba a estar ahí para ella.
Dos días después viajaban a Lucerna en un par de camionetas porque por supuesto los chicos grandes no querían perderse la celebración, y Peter celebró su primer añito como un Keller más: siendo consentido y malcriado por el abuelo Nikola.
—Pero ¿sí estás seguro de que se va a casar contigo? —Nikola increpó a Levi esa tarde.
—Pues ella dice que en diez años —sonrió su yerno, porque firmar un papel lo tenía sin cuidado. Noémi era suya, y él era de Noémi, tenían una relación fuerte y rara que los hacía felices a los dos.
—¡Tienes uno! —le advirtió Nikola—. ¡Luego meteré mis manos en el asunto y los casaré de sorpresa!
Levi rio porque sabía que era muy capaz. Después de la celebración llevaron a Peter al cuarto de los bebés, porque con tantos nietos ya Luana y Nikola habian habilitado su mini guardería para recibirlos, y cuando todos estuvieron acomodados, Noémi tiró de Levi hacia el auto.
—¿Nos vamos a escapar? —preguntó él con tono coqueto.
—¡Puedes apostarlo! —sonrió Noémi sentándose al volante.
Levi se acomodó a su lado y la dejó conducir.
—Por favor, señor Jefe...
La noche fue increíble, y los días, las semanas y los años. Noémi no se embarazó ni una vez, pero tuvo más hijos de los que había esperado, prueba de eso fueron las dieciséis graduaciones de la universidad a las que tuvo que asistir.
Levi ganó varios campeonatos, pero amaba ser entrenador y a eso se dedicó por el resto de su vida. Y Peter creció para ser nada menos que... No, mejor no, porque ya esa es otra historia.
Y lo mejor de todo para Noémi fue que no solo estuvo rodeada de Levi y todos sus chiquillos, sino que en poco tiempo su gemela volvió a ser parte de su vida.
Por supuesto, Chiara y su historia con Jhon eran un caos, y Noémi no podía evitar quedar en medio de la situación.
—¡Tienes que decirme dónde está! —casi suplicaba Jhon en su oficina—. Sé que ya está libre, Noémi... ¡Tienes que decirme...!
—¡No, no tengo! —replicó ella con firmeza.
—Noémi por Dios, me estoy volviendo loco…
—Ese no es mi problema, Jhon, mi problema es mi hermana y ya estuvo mucho tiempo pagando por tu traición.
—¡Yo no la traicioné!
—¡Sí lo hiciste! No importa si no fue tu intención, lo hiciste, la lastimaste. Y eso jamás vas a poder cambiarlo —sentenció Noémi—. Chiara te verá cuando decida verte, Jhon, y si no quiere verte nunca, entonces procura no cruzarte en su camino, ¡porque mi hermana es de las que perdona, pero no olvida!
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: UN BEBÉ PARA NAVIDAD
When reading the parts containing images accompanied by random words, it feels really uncomfortable. Perhaps I and many readers will leave this website....