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UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 401

Chiara miró una y otra vez aquella carta. No se había atrevido a abrirla, pero tampoco quería tirarla. No sabía por qué, porque no reconocía del todo la letra como de Jhon pero algo le decía que aquel pasaje había llegado al libro escrito por su mano.

Muchas cosas la mantenían inquieta en aquellos días, pero estaba lo suficientemente alerta como para saber que Jhon no había enviado ninguna otra carta.

Tres días después por fin abrió aquel libro y extrajo el sobre. A pesar de que toda su alma temblaba, su mano fue firme cuando lo rompió, y del otro lado de aquellas cámaras Jhon contuvo el aliento.

Chiara cerró los ojos por un instante y sacó valor para leer el contenido. Solo entonces se dio cuenta de que en efecto la caligrafía del libro era muy parecida. Se sentó en aquel sofá porque le daba miedo caerse y leyó:

"Chiara.

Ni siquiera tengo derecho a escribirte "amor", "querida", "amada mía", aunque todas esas cosas las sienta profundamente. Tenías razón, tienes razón, te fallé, y aunque mi primer instinto fue justificar lo que hice, ahora, viendo las consecuencias, solo puedo aceptar que me equivoqué. Porque realmente no importa si actué o no con buenas o malas intenciones, la intención no es lo que cuenta y el resultado me está matando. El resultado es tenerte lejos de mí, tenerlos a ti y a mi hijo lejos de mí, y eso es prueba más que suficiente de mi error.

Te suplico que me creas cuando te digo que no quise lastimarte. Jamás Chiara, por nada de este mundo te lastimaría. Quizás no estaba pensando claro, quizás no jugué bien mis cartas, pero la verdad es que no conté con la mujer decidida y valiente que eres. No creí que fueras a tomar la responsabilidad por lo que pasó y tampoco creí que n caso contra FG llegara más allá del arresto de cualquier capo.

Mientras intentaba calmarse, Jhon observaba en silencio por las cámaras de vigilancia, abrazado a sí mismo mientras las lágrimas corrían por sus mejillas.

Había leído una carta, la primera, pero no sería la única. Esa noche lo preparó todo para volver a entrar, y su corazón se aceleró al ver aquella fotografía del ultrasonido pegada a la puerta del refrigerador. Tres meses, su bebé ya tenía tres meses, pero todavía faltaba un mundo de tiempo para que naciera y Jhon odiaba la idea de que naciera en aquella cárcel. Tomó una foto de la imagen y se acercó a Chiara despacio.

Dormía como siempre, dando vueltas, y todo lo que él quería hacer era abrazarla. Tomó otro de los libros que había en su biblioteca y escribió algo, luego otro, y otro, hasta que una hora después la escuchó ronronear y llamarlo en sueños. Al menos todavía soñaba con él, aunque no estaba muy segura de que fuera bueno.

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