Chiara asintió mientras se despedía y fue a acostarse arropada en la manta. No durmió ni mejor ni peor que cualquier otra noche, porque entre el embarazo y los malos sueños no descansaba mucho, pero al día siguiente aquello no salía de su cabeza.
—¿Chiara? ¡Chiara! —la increpó Víktor viendo que ella estaba en la luna—. ¿Estás bien, Trencitas? Pareces distraída.
Ella respiró profundo y luego asintió.
—Sí es solo que... Mira, esto te va a parecer una locura, pero ¿podrías revisar las cámaras de la prisión? Digo... ¿asegurarte de que nadie haya entrado a mi habitación cuando yo no esté o... cuando duermo?
El rostro de Víktor se ensombreció.
—Sí, por supuesto, pero ¿pasa algo? ¿Has visto a alguien? —la interrogó él.
—No, no es eso, solo es un presentimiento... pero no me hagas caso, tengo las hormonas disparadas y me siento mal, eso debe ser —murmuró ella.
—Sí te hago caso —replicó él—. Hagamos algo, en lo que tú vas a tu consulta con la doctora, yo me ocuparé de revisar todas las grabaciones de seguridad. Y te prometo que en cuanto salgas tendré una respuesta para ti.
Chiara asintió conforme y se fue a su consulta con la doctora. Le tocaba la ecografía de las doce semanas y no entendía por qué seguía teniendo náuseas. La doctora la atendió y la revisó bien, y finalmente le confirmó que todo estaba en orden y que podía ver a su bebé sin problema.
—¡Ahí está! —señaló la doctora entusiasmada mientras ella y Chiara observaban a su bebé tan pequeñito—. ¿Lo ves? Tiene un corazoncito fuerte, será un bebé muy sano.
A Chiara se le saltaron las lágrimas al ver en la pantalla a su hijo que parecía del tamaño de un huevito. Luego de terminar la revisión, la doctora le entregaba una fotografía impresa a modo de recuerdo.
—¿Has pensado qué vas a hacer con tu bebé? —preguntó la doctora y Chiara frunció el ceño sin comprender.
—¿Tenerlo? ¿Qué más? —murmuró.
—Sí, claro, pero... bueno hay muchas madres aquí que deciden no criar a sus hijos, digo muchas tienen problemas con las drogas o les quedan muchos años aquí, así que prefieren dar a sus hijos en adopción.
Chiara se estremeció solo de pensarlo.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: UN BEBÉ PARA NAVIDAD
When reading the parts containing images accompanied by random words, it feels really uncomfortable. Perhaps I and many readers will leave this website....