UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 63

Resumo de Capítulo 0063: UN BEBÉ PARA NAVIDAD

Resumo de Capítulo 0063 – UN BEBÉ PARA NAVIDAD por Day Torres

Em Capítulo 0063, um capítulo marcante do aclamado romance de Romántica UN BEBÉ PARA NAVIDAD, escrito por Day Torres, os leitores são levados mais fundo em uma trama repleta de emoção, conflito e transformação. Este capítulo apresenta desenvolvimentos essenciais e reviravoltas que o tornam leitura obrigatória. Seja você um novo leitor ou um fã fiel, esta parte oferece momentos inesquecíveis que definem a essência de UN BEBÉ PARA NAVIDAD.

Andrea quería que la tierra se la tragara mientras dejaba a su pequeña hija en la guardería. De ahí tenía que ir a la oficina de Zack y cobrarle el dinero que le debía por el contrato de Navidad. Odiaba tener que hacerlo, pero en aquel instante lo primero era saldar aquella deuda con el hospital antes de que se duplicara.

Apenas entró a la oficina él levantó la cabeza y la miró a los ojos. El ambiente le pareció cargado aunque él intentaba sonreír, quizás porque era ella la que se sentía mal con aquello.

—Hola Thorcito —murmuró acercándose y dejándole un beso suave en los labios.

—Hola Pastelito. ¿Todo bien? ¿La nena? —preguntó Zack y Andrea sintió que se le ponían las mejillas coloradas.

—Sí, todo está bien—. Trató de mantener la compostura, pero dentro de ella estaba muy avergonzada. Había accedido a aquel contrato navideño con Zack, pero ahora estaban juntos, muchas cosas habían cambiado—. Thorcito... de verdad me da mucha vergüenza pedirte esto... —susurró con la mirada clavada en el suelo—, pero que me pagues lo del contrato.

Zack no hizo ni un solo gesto que denotara molestia. En lugar de eso tomó su cuenta de cheques y comenzó a escribir sobre uno.

—¿Puedes...? ¿Puedes ponerlo "Al portador", por favor? —le pidió ella y Zack la miró a los ojos.

—¿Por qué "Al portador"? ¿Este dinero no es para ti?

Andrea pasó saliva pero terminó diciéndole la verdad.

—No, Zack, no es para mí, es para pagar una deuda. De hecho con eso todavía no completo el total... quería pedirte... quería ver si es posible que me den un adelanto de mi salario... —murmuró.

—¿Una deuda? —preguntó Zack mientras su rostro se ensombrecía—. ¿Una deuda de Mason?

Andrea abrió mucho los ojos por la sorpresa y él la vio pasar saliva.

—Si te refieres a que es algo que Mason debió pagar, sí. Así es. Pero yo tengo que hacerme responsable —respondió ella.

Zack se quedó en silencio por un momento y Andrea pensó que se iba a negar a pagarle. Pero luego Zack asintió y de su boca solo salieron tres palabras.

Andrea se despidió de Zack y salió de la oficina apurada, tomó el primer autobús que salió hacia el hospital y en menos de una hora estaba atravesando aquellas puertas. Por desgracia la sección administrativa estaba revuelta y ella no era una prioridad. Finalmente, casi a las dos de la tarde, alguien del departamento de cobranzas la recibió, y le tomó otra hora hacer el pago, conseguir los papeles de liquidación y actualizar el expediente de su seguro médico, ya libre de toda deuda.

—Listo, solo tiene que entregar este documento en su centro de trabajo para que le hagan una actualización de su seguro y eso sería todo —le dijo amablemente el hombre que la atendía, y Andrea salió de allí sintiendo que podía respirar otra vez.

Ya eran casi las cinco de la tarde cuando por fin llegó de regreso al edificio de oficinas, y pasó directamente a la oficina de Zack, pero él no estaba allí. Lo buscó por todo el piso pero ni él ni Ben estaban. Puso en orden todo el trabajo que se le había acumulado en las vacaciones y se fue a recoger a Adriana.

—Sonya, ¿el señor Keller no ha estado por aquí? —preguntó con preocupación a una de las enfermeras de los bebés.

—Sí, estuvo aquí hace como dos horas, creí que se llevaría a Adriana pero solo estuvo jugando con ella un rato y después se marchó —respondió la mujer.

—Ah... OK. Gracias —dijo Andrea y despidiéndose, se llevó a su hija a casa.

En todo el camino en el autobús estuvo marcando el número de Zack, pero a veces le daba fuera de área, otras fuera de servicio y otras apagado. No entendía nada, pero tampoco había nada que pudiera hacer más que esperar a que le contestara o hablar con él al día siguiente en la empresa. Andrea sabía que con la enfermedad de su padre, era muy probable que recibiera malas noticias en cualquier momento, así que eso la tenía preocupada.

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