UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 65

El corazón de Andrea palpitaba como si se le fuera a salir del pecho.

—¿Cómo... cómo que se fue, Ben...? ¿Por qué?

En su cabeza intentaba encontrar un motivo, pero parecía imposible. ¿Se había ido? ¿La había dejado? ¿Cómo...? ¿Por qué...?

—¿Tienes... tienes idea de por qué se fue? —preguntó mientras sus ojos se llenaban de lágrimas y aquel nudo en la garganta le opacaba la voz.

Ben frunció el ceño, preocupado. Habría preferido evitar aquella pregunta pero era inevitable.

—No lo sé —confesó—. Solo subió al avión y se fue. ¿Entre ustedes pasó algo?

Andrea no pudo contener las lágrimas mientras negaba. Se sentía desamparada, herida, decepcionada.

—No... la verdad es que no tengo ni idea de qué... ¿qué pudo haber pasado? No creí que Zack fuera esa clase de persona.

—Y no lo es. ¡No me dijo nada, pero te aseguro que no es mala persona!

Andrea asintió, aunque estaba muy frustrada. No entendía cómo una persona tan importante en su vida había podido desaparecer de repente.

Sin embargo estar sola no era nuevo para ella. En ese momento como tantas veces, solo estaba a obligada a seguir andando.

—¿Yo...? ¿Puedo seguir trabajando aquí? —preguntó.

Ben la miró con compasión.

—Por supuesto que sí, no te preocupes —dijo—. Todavía puedes trabajar aquí. Yo te ayudaré con todo lo que necesites, así que vamos a ocuparnos, es lo mejor. Tenemos muchos contratos que ganar.

Andrea asintió mientras se secaba las lágrimas, pero obedeció. Sentía un vacío muy profundo dentro de su pecho, pero no tenía otra opción que recoger sus pedazos y ponerse a trabajar, porque el pan no se ganaba solo.

Sobre su nuevo escritorio de representante encontró varios archivos de jóvenes deportistas a los que contactar, y ese mismo día comenzó a planear sus reclutamientos y contratos.

—¿Quiere decir que Mason quiere tener a Adriana? —preguntó con un hilo de voz—. Pero... ¿cómo es posible? Él no tiene ningún derecho sobre ella, y mucho menos sobre su custodia.

—Lo siento, señora Brand, pero el señor Lee está dispuesto a pelear por la niña —explicó el abogado—. La primera vista en los tribunales es en dos días, y solicitaremos una prueba de paternidad...

—¿Qu... qué? Pero ¡no tiene ningún derecho! —gritó Andrea desesperada.

—Señora Brand, si la prueba de paternidad sale positiva entonces el señor Lee tendrá todos los derechos para reclamar a su hija —dijo el hombre sin inmutarse—. Yo le aconsejo que busque un buen abogado para defender sus intereses... aunque contra mí, dudo mucho que pueda ganar.

—¡Eso no es justo! ¡Él no puede hacer eso! —espetó furiosa—. ¡Él nos abandonó sin siquiera conocer a Adriana! ¡Se robó todo lo que teníamos...

Pero el abogado sacudió la cabeza.

—Desafortunadamente, esto no es un juicio por robo sino por custodia —sentenció.

Andrea se sentía como si fuera a desmayarse perdiendo su autocontrol por completo.