UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 66

—Pero él nunca ha estado ahí para ella... yo siempre he sido quien la ha criado y cuidado —dijo con tono desesperado mientras las lágrimas salían de sus ojos—. ¡No puede quitarme a mi hija!

—Depende del caso —dijo el abogado fríamente—. La veremos en la corte en dos días, señora Brand.

Le dio al espalda y Andrea se quedó allí en la puerta, aturdida, incapaz de pronunciar palabra. Mason había dicho que ahora tenía dinero y aquel parecía un abogado muy distinguido, entonces... ¿tenía alguna posibilidad contra él? No, quizás ella no, pero otra persona sí, y no podía permitir que se llevaran a Adriana.

Andrea se sentó en el suelo por un instante, llorando y maldiciendo su suerte. Esta era la última gota para su corazón roto. No sabía cómo iba a sobrevivir si le quitaban a Adriana, pero no dejaría piedra sin mover.

Cambió a la bebé en un instante y salió de la casa. En el tiempo en que había estado con Zack había escuchado dónde vivía Ben, así que tres autobuses y una hora después estaba en su puerta.

—Llama a Zack —fue lo primero que dijo mientras Ben la miraba impactado.

—Andrea...

—¡Llama a Zack ahora! ¡Tengo que hablar con él! —insistió ella—. ¡He estado esperando hasta hoy por una explicación, pero ya no puedo esperar más! ¡Si de verdad me dejó, si me abandonó, entonces que se ponga un par de huevos y me lo diga!

Ben contuvo el aliento, pero la resolución en la expresión de Andrea.

—Escucha, no sé si eso sea lo mejor...

—¡Ben! ¡A mí no me responde, pero esto es urgente! ¡Tengo que hablar con él! ¡Y si me manda a volar, bien! ¡Pero al menos necesito una explicación porque no voy a quedarme con la duda por segunda vez! —exclamó ella—. ¡Así que tú eliges, lo llamas o acampo en tu puerta!!

Ben suspiró profundamente, sabía que no había otra opción. Tomó el teléfono y llamó a Zack. Andrea tragó saliva con nerviosismo mientras marcaba el número. Tenía que confiar en él, le había demostrado sobradamente que era un buen hombre, un hombre derecho, lo que fuera que hubiera pasado, él no la abandonaría en un momento así.

—¿Por... por eso te fuiste? ¿Creíste que iba a pedirte más...? —susurró con voz ahogada.

—No —replicó él con tristeza—. Me fui porque tú tenías razón, Andrea: Diciembre no podía durar mil días. Fue lindo, fue muy lindo y te deseo lo mejor, pero diciembre se acabó. Tú y yo tenemos vidas muy distintas, y cada uno debe seguir con la suya.

Ben vio que a Andrea le temblaban las manos y las lágrimas corrían silenciosas por sus mejillas mientras bajaba aquel teléfono. Ni siquiera escuchaba ya lo que decía Zack. ¿Para qué? Ella siempre había sabido que aquello tenía fecha de caducidad, solo se había permitido olvidarlo.

Le entregó el teléfono a Ben y se dirigió a la puerta, abrazando a Adriana con todas sus fuerzas mientras sollozaba.

—¡Andrea...! ¡Andrea no te vayas así! ¡Andrea! —le gritó Ben, pero dentro del departamento su propio niño estaba llorando y no podía dejarlo solo. Cuando la vio perderse por la escalera solo levantó el celular y se lo llevó al oído—. No sé qué hiciste, pero la cagaste, Zack. ¡La cagaste en grande!