UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 75

Resumo de Capítulo 0075: UN BEBÉ PARA NAVIDAD

Resumo do capítulo Capítulo 0075 de UN BEBÉ PARA NAVIDAD

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Andrea sintió que un segundo su corazón se detenía al verlo allí. Llevaba una gabardina larga y negra, un suéter de cuello alto y el cabello tan impecable como siempre. Su expresión era cansada, como si le pesara mucho estar allí. Seguía siendo seductor, seguía siendo atractivo… y de repente fue como si todas esas mariposas que había sentido por él se hubieran convertido en ratas intentando devorar su estómago desde dentro.

Durante días Andrea había deseado verlo aparecer en aquel umbral, pero ahora... ahora era muy diferente.

Zack miró disimuladamente al interior y se sorprendió de que absolutamente nada hubiera cambiado allí, pero se abstuvo de decirlo. Para ese entonces esperaba que Mason hubiera regresado a vivir al departamento y tener que negociar con los dos.

—Hola —dijo él con la misma suavidad de siempre.

—Hola —murmuró Andrea, pero su mano no se movió de la manija y su cuerpo no dejó de bloquear la puerta.

Durante un largo minuto ninguno de los dos despegó los labios, ella lo miraba con expresión vacía y él intentaba descifrar por qué el infeliz no se había asomado aún. Finalmente él fue quien se armó de valor para empezar a hablar.

—¿Podemos hablar un minuto? —preguntó.

—Por supuesto. ¿En qué puedo ayudarte? —respondió Andrea pero no se movió para dejarlo entrar.

—¿Cómo...? ¿Cómo están tú y la beba? —murmuró él y Andrea apretó los labios.

¡¿Era en serio?!

—¿Por qué mejor no acabas de decirme por qué estás aquí? —replicó ella con cansancio, interrumpiéndolo, porque no quería ni tenía ánimos para una charla trivial—. ¿Qué quieres, Zack?

Él se mesó los cabellos y se tomó un momento antes de responder.

—Mi padre quiere verlas —dijo con tono bajo.

Andrea arrugó el ceño porque era imposible que eso no la entristeciera. Los padres de Zack se habían portado muy bien con ella.

—¿Entonces por qué no pueden venir? ¡Te prometo que te pagaré más... por favor...!

—¡Ni aunque me pagaras el tesoro de España, Zack! —gruñó ella sintiendo que la sangre le hervía en las venas al oírlo hablar de dinero—. ¡No puedo llevar a Adriana con tu padre simplemente porque Adriana ya no está conmigo! ¡Mason me la quitó!

Zack sintió como si alguien lo golpeara en pleno rostro al escuchar aquellas palabras. Había esperado que Andrea volviera con aquel cabrón, pero nunca había esperado que llegara a extremos tan terribles como arrebatarle a la niña.

—¿Qué estás diciendo...? —murmuró mientras la hacía a un lado y entraba en el departamento, mirando desesperadamente a todos lados hasta llegar a la cuna de la bebé, que estaba vacía—. ¿Qué estás diciendo...?

—Mason me quitó a mi hija porque no quise regresar con él. Un juez le dio su custodia. Ya no... —por un instante su voz se quebró mientras sus ojos se cristalizaban—, ya no la tengo.

La expresión de Zack variaba entre el desconcierto y la incredulidad. ¿Mason... le había quitado a la niña porque Andrea no quería regresar con él...? Pero Zack creía...

—¿Qué sucedió? —preguntó, tratando de contener la frustración—. ¿Cómo que te quitó a Adriana? ¿Cómo es posible?

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