Resumo do capítulo Capítulo 0098 de UN BEBÉ PARA NAVIDAD
Neste capítulo de destaque do romance Romántica UN BEBÉ PARA NAVIDAD, Day Torres apresenta novos desafios, emoções intensas e avanços na história que prendem o leitor do início ao fim.
—Pues a mí se me ocurrió algo... no está de más tenerlo bien vigilado —replicó Milo y poco después se ponían de acuerdo en lo que querían hacer.
Zack jugó un rato con Adriana, y en cuanto la vio super cómoda con sus hermanos se llevó a Andrea para que intentara dormir al menos por unas horas.
—Tengo miedo... —murmuró ella mirando por la ventana—. Esta es una cara de Mason que jamás había visto.
Zack la abrazó por la espalda y besó su cabeza.
—A veces eso pasa. Nunca acabamos de conocer a las personas.
La estrechó con fuerza y la sintió negar.
—No, pero si al menos me hubiera dado un indicio... No lo sé, siento que me equivoqué demasiado al elegir y que tenía que estar ciega si me mandó señales y no las vi.
Zack le dio la vuelta y la besó despacio.
—A veces la gente cambia. No pienses que te equivocaste, tú eres una buena persona, él es el que se está equivocando. Ya no pienses en eso, todo estará bien.
Pero lo cierto era que no, nada estaría bien porque aunque en aquel momento se sentía a salvo y protegida, eso cambió en el mismo instante en que volvió a poner un pie en la casa de Mason.
Cerrar la puerta de su habitación no le sirvió de nada, y se sobresaltó al escucharlo tocar con fiereza.
—¡Abre la puerta, Andrea, tú y yo tenemos que hablar!
—Pues yo te escucho perfectamente, si quieres hablar hazlo desde ahí —respondió ella.
—¡Esta es mi casa, Andrea! ¡No puedes seguir cerrando la puerta porque yo tengo derecho a entrar, ábrela porque te juro que si no la voy a echar abajo!
Andrea pasó saliva y corrió hacia su teléfono para llamar a Zack, pero ahogó un grito cuando escuchó el golpe de la puerta contra un mueble después de que Mason la embistiera, rompiendo la cerradura y el seguro.
—¿¡Quién carajo te crees que eres para desafiarme!? —le espetó agarrándola por los brazos y sacudiéndola.
—¡Suéltame, Mason! ¡Suéltame!
Andrea gritó, pero en vez de detenerse Mason la arrastró hasta la ventana que daba hacia la otra casa.
—¿Cómo te atreviste a meter a tu amante en la casa de al lado? ¿¡Qué tan hija de put@ tienes que ser para restregármelo en las narices!? —la increpó poniéndola de cara al cristal.
—¡Tanto como tú para atreverte a abandonarnos y luego venir y quitarme a mi hija! ¡Aprendí del mejor! —replicó ella forcejeando—. ¡Suéltame! ¡Si me pones un dedo encima Zack te va a matar!
Andrea se sorprendió de la fuerza de Zack, nunca había visto esa furia antes. No importaba cuántas veces Mason intentara levantarse, Zack volvería a derribarlo.
Los chicos Keller entraron justo detrás y trataron de detenerlo mientras los policías se acercaban a Andrea.
—¡Te mato, cabrón, yo te mato! —gritó él con furia.
Mason se levantó y miró a Zack con una mezcla de odio y desprecio.
—¡Muy bien por ti! —siseó con satisfacción—. ¿Estás aquí para defenderla? Eso es muy bonito de tu parte, pero yo también tengo mis derechos. ¡Oficiales! Por favor detengan a este hombre por invadir mi casa.
Zack notó cada palabra clavándose como cuchillos en sus oídos, dándose cuenta de que eso era exactamente lo que Mason quería desde un principio y ni O´Grady ni Byren, como representantes de la ley, podían negarse.
—¡Maldito infeliz! ¡Esto no se va a quedar así! ¡Nadie se mete con mi familia! —gritó colérico.
—No, no se va a quedar así, vas a ir preso... —se regodeó Mason.
—Pues no va a ser el único —se escuchó una voz ronca y furiosa, y todos se giraron a ver a Andrea, que se limpiaba las lágrimas—. Yo también tengo una denuncia que hacer.
Comentários
Os comentários dos leitores sobre o romance: UN BEBÉ PARA NAVIDAD
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