A Kim le encanta ser mi centro de atención, por ello me besaba en busca de hacerme olvidar mis ocupaciones hasta sentirse saciado, él sabía que no tenía tiempo, pero aun así respondí cada uno de sus besos esperando a que él me dejara ir, sólo que no esperaba que él me acorralaría contra la isla donde anteriormente se encontraba para seguido arrodillarse, yo no pude evitar sonreír.
Kim estaba jugando, adora tener el control, por ello me dejé tocar mientras él jugueteaba con mi pene que pronto aumentó su tamaño tras encontrarse en su boca. No puedo negar que me gusta, adoro cuando juega con su lengua y a su vez, me encanta ver como besa mi pene como si este fuera lo más delicioso que pudiera tener cerca de sus labios.
–Ah... cielos– suspiré tras seguir cada uno de sus movimientos, él me miró a los ojos y sonrió sabiendo que deseaba más.
–mmmh– lamió la punta de mi pene a medida que se ponía en cuatro, no pude evitar observar como sus dedos se dirigían a su entrada y se estaba preparando para llegar a más, incluso pude ver como su cuerpo temblaba tras tocar un punto que a él consiguió gustarle.
Yo estaba consiguiendo olvidar el trabajo, llegué a un punto determinado de decir "a la mierda, me quedaré aquí con él" sin embargo, Kim me hizo acabar en su pecho debido a sus ágiles movimientos, e incluso casi me corrí en su boca, pero alcanzó a sacarse mi erección de su boca justo en el momento indicado.
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