Xi Xiaye estaba vacilante mientras observaba a la dirección hacia la que él estaba mirando y vio dos hombres de mediana edad. Uno de ellos parecía tener alrededor de 50 años. Era ligeramente rechoncho y lucía más bien energético.
El otro...
Xi Xiaye miró más de cerca y se dio cuenta de que él lucía familiar.
Con una figura promedio y con rostro frío, emitía un aura calmada y amable. Era carismático a su manera, junto con un par de ojos agudos como águila. Éste hombre parecía tener alrededor de 40 años ¡y su rostro guapo era especialmente similar a cierto alguien a su lado!
El hombre le dio un vistazo a Mu Vuchén por un breve momento, luego desvió su mirada y se concentró en Xi Xiaye durante bastante tiempo. Su par de ojos agudos, que eran similares a los de Mu Vuchén, hicieron que Xi Xiaye se sintiera incómoda.
Ella se interrumpió por un momento mientras Mu Vuchén apretaba los puños cuando sostenía su mano. Él asintió levemente al hombre de en frente como saludo. De la nada, ya la estaba arrastrando hacia el auto antes de que ella pudiera reaccionar.
El hombre de mediana edad se giró y los miró. Ella notó que sus ojos penetrantes se suavizaban por un momento. Él incluso asintió y sonrió amablemente cuando sus ojos se encontraron con los de ella.
Después de un rato, él giró su cabeza y continuó la discusión con el otro hombre a su lado.
—Sube al auto. ¡Te llevaré a cenar! —ordenó Mu Vuchén cuando vio a Xi Xiaye mirando a las otras personas.
Xi Xiaye regresó a sus sentidos y se dio cuenta de que él ya le había abierto la puerta del auto antes de dirigirse al asiento del conductor.
—Mu Vuchén, esa persona ahora mismo era tu... —Xi Xiaye murmuró la pregunta mientras lo miraba fijamente cuando entró en el auto. Sus cejas se levantaron.
—Tal vez puedas verlo cuando regresemos a la Residencia Mu en unos días. —Mu Vuchén estaba a punto de arrancar el auto cuando terminó su frase.
Xi Xiaye frunció el ceño y sintió que algo no estaba bien con él. Había una extraña sensación de frialdad de su parte y su expresión también parecía cansada. Ella le dijo en voz baja: —Tal vez yo debería conducir.
Mu Vuchén inclinó su cabeza y la miró, sus ojos se fijaron en su hombro izquierdo.
—Está bien...—se rió y enderezó su cortaviento desordenado— Está bien. No tienes que forzarte a ti misma. ¿Quieres ir a algún lugar en particular para cenar?
Xi Xiaye se distrajo por un momento, pero después de un tiempo agitó la cabeza.
—Los que suelo visitar están bastante lejos de aquí. Ya es bastante tarde, así que vayamos a casa más temprano. Probablemente quedan algunos ingredientes en la nevera. Deberían ser suficientes para improvisar unos
fideos.
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