Mientras las luces del salón de conferencias se volvían más tenues, todos se giraron hacia el escenario principal mientras el maestro de ceremonias anunciaba:
—En este momento el gran evento «Búsqueda amorosa» comienza oficialmente. Siéntanse libres de evaluar los productos.
Los diseñadores de joyería y los empresarios exitosos que habían asistido al evento conversaban entre ellos cuando se pausaron al ver un anillo, el cual estaba forjado completamente en platino; era el que Melanie había escogido hacia un rato.
—¡Ay! Ese diseño es único. Me pregunto si habrá una historia tras el —dijo el dueño de Bienes raíces Capone, una compañía de inmuebles.
—Así es. Es una pieza muy fina, aunque no sé nada de su diseño. ¡Ja, ja!
Los demás empresarios estaban interesados en el anillo también. Se hacían halagos entre ellos, pero ninguno sabía la historia detrás del anillo. Tras percibir que era su momento de brillar, Melanie dio un paso adelante y rozó su cabello con los dedos de manera sensual. Después, se presentó sonriendo:
—Hola a todos. Soy Melanie González, pareja del presidente Luján. Caballeros, este anillo fue diseñado por el señor Samuel Cruz, quien se inspiró cuando le propuso matrimonio a su enamorada con una rosa roja en la mano…
Apenas dijo eso, los empresarios y diseñadores de joyas a su alrededor arquearon un poco las cejas; sin embargo, Melanie no notó nada malo y procedió a mostrarles la pulsera que tenía al lado.
—Esta pulsera se llama «Cadena de amor» y fue diseñada en la forma de esposas para apresar el amor de una pareja y que dure para siempre —hablaba sin parar, mostrando la pulsera con orgullo.
Después de un tiempo considerable, no recibió ningún cumplido ni expresiones de admiración como lo imaginó. En cambio, los empresarios y diseñadores parecían estar señalándola y susurraban entre ellos con expresiones de burla.
—¿Esta mujer es en verdad la pareja del presidente Luján? Está aquí para divertirnos, ¿no?
—En verdad me pregunto de dónde saco la audacia para venir a explicar los trabajos de Samuela Cruz sin siquiera saber su género.
—¡Es cierto! ¡Si estuviera en su lugar, desearía que la tierra se abriera y me tragara!
A Melanie se le desvaneció la sonrisa en ese instante. «¿Qué demonios sucede? ¿Cómo puede estar mal esta información! ¿Fue Vanina quien…? ¡Vanina!». De inmediato, se dio cuenta de lo que sucedía. «¡Esa maldita me engañó e hizo que quedara como una tonta en frente de tanta gente!». Temblando de la rabia, rechinó los dientes con resentimiento mientras miraba enfurecida a una sonriente Vanina. Justo entonces, como si no la hubiera provocado lo suficiente, Vanina levantó su copa de vino hacia Melanie, se puso de pie y caminó hacia la multitud con una postura tan impresionante y con tanta gracia que todos la observaron sin poder desviar la mirada.
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