Ven... a Mí romance Capítulo 13

Melissa.

Entro en el auto buscando la dirección que Luc me dio, mientras mis manos tiemblan, el GPS marca quince minutos para llegar, y yo me encamino hacia allá, tratando de dar largos respiros para acompañar mi arritmia cardíaca.

Mi ceño se frunce levemente cuando estoy llegando al lugar, parece una casa privada, porque cuando estoy frente a ella, de forma automática, las puertas de seguridad se abren mecánicamente. Manejo despacio detallando todo. Es prácticamente una subida no muy inclinada, sus alrededores tienen árboles y el lugar es sacado cómo de una revista. Sin duda alguna el sitio es de los mejores de Cambridge.

Llego a la estupenda casa, su fachada no es de lujo, más bien parece una especie de cabaña muy bien elaborada, con jardines espectaculares hacia sus alrededores, notando perfectamente que atrás de ella, comienza una especie de bosque, ya que la zona verde invade el lugar.

Me bajo del auto con la boca abierta, indudablemente este es un lugar maravilloso, haciéndome la pregunta: ¿De quién será? ¿Y por qué Luc me citó aquí?

—Parece que te gusta…

La voz de Luc me hace despegar la vista del paisaje para irme a otro.

Él.

Parece que también viene del trabajo por su ropa, pero su apariencia es cómo si se hubiese acabado de arreglar. Lentamente camina hacia mí, mientras una sonrisa se dibuja en su rostro contagiándome rápidamente.

—El lugar es… Maravilloso. ¿Quién vive aquí?

—Nadie… Aún.

¿Por qué Luc se acerca tanto ahora? Si quiero salir ilesa de este lugar, necesito un poco de espacio.

—¿Y por qué estamos aquí?

—Quería que la vieras, espera a que entres, ¡Es fabulosa!

Su mano arropa la mía, y mientras nuestros dedos se entrelazan un sonido muy bajo sale de mi boca por la electricidad que provoca su tacto, y camino luego junto a él hasta el interior de la casa.

Dentro de ella se ve como la madera pulida reluce en el lugar, hay una hermosa fogata en medio de todo el salón, junto con una maravillosa decoración que la hace excepcional.

—¡Dios es bellísima! Muy…

—Acogedora… —él termina la frase por mí.

Sin embargo, en algún momento una idea llega como un golpe a mi estómago. ¿Será posible que esté comprando esta casa para…?

—¿Comprarás esta casa? —pregunto quitando toda la emoción de mi rostro.

Entonces su rostro cambia también frunciendo el ceño y cruza los brazos mirándome con una línea en sus ojos.

—Dime primero… ¿Qué ocurrió en esa cabeza?

¡Dios! ¿Por qué es tan difícil ocultarme con este hombre?

—No pienso nada, solo pregunto sí… ¿Comprarás esta casa por lo de tu compromiso?

Su garganta se mueve, entonces comienza a caminar haciendo caso omiso a lo que acabo de preguntar.

—Luc… —digo yendo hacia su dirección, reteniéndolo, interponiéndome prácticamente delante de él para que no continúe caminando más—. Discúlpame…

Mis manos van a mi rostro, ya no puedo más con el estrés que conlleva llevar este peso en mis hombros.

—Yo… He sido una tonta, soy la peor del mundo… —mi garganta se comprime.

—Mell —interrumpe mi amigo tratando de restarle importancia.

—No, ¡Por favor! —respondo tocando su boca; un gesto que solíamos hacer antes sin ningún problema. Pero ahora, ahora que mis dedos tocan sus labios, ya hay un caos en mí, uno muy fuerte. Sus ojos se centran traspasándome con su intensa mirada, mientras puedo observar con detalle sus facciones—. Yo… No te he apoyado lo suficiente.

—¿Qué quieres decir con eso? —pregunta mientras veo tormenta en sus ojos.

—He sido muy mala amiga, en vez de alegrarme por tu felicidad he venido fastidiándote todo con mi falta de madurez… Yo… Esto me tomó por sorpresa, y he sido una egoísta contigo.

Las palabras que estoy diciendo no concuerdan con lo que estoy sintiendo. Literalmente mi cuerpo está sufriendo ante la tortura de tener a Luc tan cerca y que mi boca esté arrojándolo lejos de mí.

Luc se separa de mí como si mis palabras le hubiesen enfadado. Y no le culpo, debe tener cierta molestia ante mi actitud todo este tiempo.

—¿Quieres algo de tomar?

¿Qué? ¿Por qué cambia la conversación?

—Algo que sea fuerte —digo bromeando, pero la movilización de los pies de Luc, me indican que al parecer él también tiene de eso.

—La nevera está equipada, está casa se renta de vez en cuando mientras llega un comprador.

Saca una botella y sirve en dos copas, por lo que veo un vino blanco.

—Este es lo suficientemente fuerte —dice entregándome la copa y sin pensarlo la tomo de un solo trago.

La garganta me quema rápidamente mientras siento como el líquido baja por mi esófago produciendo varias sensaciones en mi cuerpo.

—¿Qué está pasándote cara? ¡Me lo dirás ya mismo!

La copa y la botella son puestas rápidamente en el buró, mientras me sostiene los hombros literalmente obligándome a que le dé la cara.

Los ojos se me llenan de lágrimas rápidamente y el nudo se me aprieta en la garganta.

—Estoy… Creo que estoy enamorada de un hombre Luc…

Sus ojos se abren con miedo mientras veo como su labio tiembla levemente.

Capítulo 13 1

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