PDV Teresa
Daisy y yo continuamos intercambiando miradas unos momentos, esta ultima siguió dándome la misma expresion avergonzada de antes, y al final termino desviando un poco la mirada.
No la quise dejar hacerlo.
―Daisy… ¿Qué fue lo que te dijeron esas personas que te llamaron? ―le pregunte a esta mientras nos mirábamos.
―Pues… ―murmuro.
―Daisy...
―¿No lo escuchaste hace un momento Teresa? ―me pregunto Anna interviniendo.
―No Anna, quiero escuchar a Daisy, dejala hablar.
Las miradas de Anna y yo se enfocaron en Daisy, la cual parecia ponerse algo nerviosa, pero al final volvio a mirarme fijamente.
―Daisy…
―Eran… las personas a las cuales les compre las cosas para poder abastecerte la sucursal…
―¿Y que te dijeron?
―Pues…
―Daisy ¿Las cosas que compraste las pasaron como contrabando por la frontera?
―… Si ―finalmente me dijo.
―Okey… ¿Y acabaron descubriéndolos?
―Si…
―Entonces la “aduana” ha confiscado todo lo que compraste, y como es mercancía de contrabando, no vamos a poder hacer que nos la den… ¿Osea que perdimos todo ese dinero por nada? ―le dije.
Daisy se aclaro la garganta, y luego hizo algunos sonidos como si me lo me dijera que si, pero con timidez mientras se acercaba a mi escritorio.
―Daisy… ¿Lo perdimos todo?
―Si… Aja…
―¡Maldita sea Daisy! ―grite.
No me habia podido contener y termine por levantarme y agarre a Daisy desde su camisa.
Habíamos perdido un monton de dinero por sus ocurrencias, ¿Cómo se le ocurre ir con unos tipos que eran contrabandistas en la frontera?
―No fue a propósito Teresa… yo no sabia.
―¡¿No sabias?! ¡¿Cómo no pudiste saber que fuiste con unos contrabandistas?! ¡Y unos contrabandistas de 2 por si fuera poco!
―Yo no sabia que lo pasarían por contrabando Teresa… pensaba que…
― ¡¿Pensabas?! ¿Qué fue lo que pensaste Daisy? ¡¿En que estabas pensando cuando decidiste comprarles cosas a unos desconocidos del extranjero sin factura?! ¡¿En que?! ―le grite.
―¡No lo se! No puedo pensar, no puedo pensar si me presionas tanto.
―¡¿Cómo que no?!
―Okey, okey, calmate Teresa, calmate, Daisy cometio una estupidez, pero dejala respirar ―me dijo Anna, mientras llegaba y me hacia quitarle las manos a Daisy.
Seguía con ganas de caerle encima por lo que hizo.
―Teresa, te puedo jurar que esto nunca fue mi intención, ¿Okey? nunca espere que harian eso de pasarla de esa forma para aca.
―¿Y como pensaste que lo harian?
―No se, quizas sobornando a alguna funcionario para dejarle pasar al país pero a bajo costo o algo parecido, no que directamente lo pasarían por contrabando.
…
―Teresa, en serio, esto nunca fue mi intención, de verdad, que no.
―Eso no me regresa el dinero que acabamos de perder Daisy, ¿Ahora con que vamos a comprar lo que necesitamos? Ya no tenemos lo suficiente ―le dije a esta.
―¿No puedes pedírselo a Tomas?
…
―¿Esa es tu solución Daisy?
―Pues si Teresa, ¿Para que sirve un marido rico si no lo vas a usar? Ponte a pensar Teresa.
―¡…!
―No me mires asi, vamos Teresa, 100.000 dolares no debe ser nada para Tomas, ¿No recuerdas cuando Vincent iba a gastar 300.000 dolares por tu virginidad el año pasado? Esto no es nada para ellos.
―Daisy, no voy a ir con Tomas para pedirle dinero a la menor oportunidad.
Termine recordando la forma en la cual se burlo de mi cuando le dije que podia hacer las cosas por mi misma.
No iba a rogarle dinero justo despues de lo que le dije esta mañana, me mataria la vergüenza.
Èl y Vincent seguían tratándome como si fuera 1 niña para algunas cosas, les iba a demostrar que podia valerme sola y asi quizas dejaran de hacerme eso.
―Vamos Teresa, no seas necia y hazlo, vamos al mercado a comprar lencería, te pones sexy y cuando Tomas este en la cama te le lanzas encima con la lencería comestible que te vamos a comprar… y alli se lo pides, no te va a decir que no.
―No lo voy a hacer Daisy.
―Teresa…
―Que no.
―Ah, que desperdicio de un marido rico ¿Entonces que haras?
―¿Me vas a poner a mi a resolver lo que hiciste?
―Ya te dije que no fue a propósito Teresa, y en lugar de seguir pensando en eso, ¿Por qué mejor no te esfuerzas en ver como se arregla esto? Vamos, dame una sonrisa.
―…
―No me mires asi, vamos, dame una sonrisa ―me dijo Daisy mientras me colocaba las manos en la boca.
―No me presiones Daisy ―les dije mientras me las quitaba.
―Bueno, si no quieres pedirle el dinero a Tomas, ¿Por qué no le pides prestamos a un banco? ―me dijo Anna.
Tenia malos recuerdos sobre los prestamos a los bancos, la ultima vez tuvimos que embargar la casa para poder conseguir 1 para el tratamiento de mi madre.
―Tampoco quiero eso.
―¿Por qué?
―No se, no quiero.
―¿Entonces vamos a conseguir la lencería Teresa? Sera rápido, y puedes hacerlo esta noche ―me dijo Daisy.
…
―Bien, vamos a ver si el banco nos presta, vas a venir conmigo Daisy ―le dije a esta.
―¿Para que?
―Para que me acompañes, que no se te olvide que fuiste tu la que nos dejo sin dinero.
―Bien, bien, pero ya no vuelvas a restregármelo en la cara.
―Yo me quedare aquí y cuidare el lugar, por cierto, los Saint tambien administran un banco, podrias ir con Vincent y hacer que te de un préstamo ―me dijo Anna.
―No, si se lo pide a Vincent, lo mas seguro es que Tomas se entere, no quiero que sepa nada de sobre lo que pasa.
―Ya veo, bien, puedo recomendarte un banco grande para que vayas, son fiables y tienen mucho dinero, de seguro podras convencerlos de que te presten Teresa ―me dijo Anna.
―Gracias.
Anna me dijo brevemente el nombre del banco y como llegar con ellos de forma rápida, me grabe la direccion y luego salimos de la sucursal con Daisy.
Nos montamos en un taxi y fuimos a la direcciones que nos dio, estaba lejos y tardamos un tiempo en poder llegar, según era un banco importante a nivel nacional.
Llegamos al sitio, era bastante grande, mas que los demás que habia visto, habia gente entrando y saliendo constantemente, y todos estaban muy bien vestidos, como si fueran a una fiesta de gala.
―Carajo, de haberlo sabido me hubiera vestido mejor ―murmuro Daisy.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Vendiendo mi virginidad... AL CEO