Venganza Reencarnada de la Rica Heredera romance Capítulo 340

"¡Esto es una locura!"

¿Trescientos millones?

"Si quieres divorciarte, Srta. Rafaela, piénsalo bien. Después del divorcio, de los cien millones de dólares que te tocan, me llevo ochenta. El resto, aunque me lo regales, no lo quiero."

Rafaela se rió con incredulidad, "Sr. Liberto, qué principios tan firmes tienes."

"Pero... ¡eso qué importa!"

"Sin ti, todavía tengo a Alonso..."

El rostro de Liberto cambió, una furia oculta brilló en sus ojos, "¿Todavía quieres casarte con él?"

Rafaela lo miró con frialdad, "Casarme con él no sería tan malo."

"Liberto, no le temo a tus amenazas. Lejos de ti, podría conformarme con cualquier otro."

La Rafaela que Liberto conocía siempre había sido orgullosa, nunca se conformaría por nadie. Ahora, al escucharla decir esto, Liberto la sentía extraña. Desde el divorcio, había sentido que Rafaela había cambiado.

Con un tono grave, Liberto dijo, "Macarena está embarazada del hijo de Alonso, aun así, ¿quieres unirte a la familia Cruz?"

"¿Y qué? De todas formas... yo ya no puedo tener hijos..."

Los niños... siempre había sido un tema que Rafaela evitaba.

"Mejor así... nuestros tres hijos, ninguno pudo llegar a este mundo. De lo contrario... habría sido más difícil divorciarnos."

El primer embarazo tomó a Rafaela por sorpresa. Tal vez ninguno de los dos estaba preparado. Liberto fue quien primero sugirió no tenerlo, y Rafaela, que aún tenía el espíritu juvenil y estaba en la universidad, decidió tomar pastillas y perder al bebé.

El segundo embarazo fue cuando se casaron. Después de firmar en el registro civil, Liberto regresó a la oficina, y Rafaela fue de compras al centro comercial. Allí, fue empujada por una mujer, cayó por una escalera mecánica y perdió al bebé. Este bebé... Rafaela había decidido tenerlo.

El tercero... fue debido a un accidente automovilístico que le quitó por completo la posibilidad de ser madre.

No estaba segura si era su imaginación, pero en los ojos de Liberto, Rafaela vio dolor y compasión. Sin embargo, al ver a Liberto así, una sensación de satisfacción y venganza llenó su corazón.

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