Venganza Reencarnada de la Rica Heredera romance Capítulo 347

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Nuria dijo: "¿Cómo que no? Salir de vez en cuando está bien, le prometí a Penélope que le compraría algo y no puedo romper mi promesa. Además, hace tiempo que no salgo de compras."

"Voy a comprarle algunas cosas a Penélope, y también necesito que me acompañes al mercado a comprar hilo y aguja. La última vez vi que tenía una prenda rota y olvidé arreglársela."

"Madre, ¿por qué te preocupas tanto por una extraña? Me da celos." Desde que llegaron al hospital, Nuria no dejaba de preguntar por Penélope, como si ella fuera su verdadera hija, lo cual incomodaba a Ximena.

Nuria respondió: "Ella es tu hermana, somos una familia. Te lo digo, Penélope es Viviana, Viviana es Penélope, son la misma persona."

"Ella es mi querida Viviana."

Ximena sintió una punzada de dolor en su corazón. "Mamá, Penélope no es Viviana. Viviana ya está muerta. Después de que Viviana murió, la mayor parte de sus órganos fueron donados a Penélope. Ellas no se parecen. No puede ser Viviana, no compartimos ningún lazo de sangre. La última prueba de parentesco lo confirmó."

"¡Mentira, estás mintiendo!" gritó Nuria de repente, levantando la mano y abofeteando a Ximena, su mirada se volvió feroz y su tono cambió como si hablara con un enemigo. "Penélope es claramente Viviana, mi querida Viviana nunca murió, simplemente se perdió. En las fotos, se parecen exactamente a Viviana, ¿cómo podría estar muerta?"

"¡Viviana no murió!"

Ximena se cubrió el rostro, viendo que su madre aún defendía a Penélope, sus ojos se llenaron de lágrimas mientras sentía el dolor punzante en su cara. Las emociones que había reprimido durante años finalmente estallaron. "¡Viviana, Viviana! Desde que tengo memoria, siempre ha sido Viviana tu hija favorita, pero ¿y yo? Mamá... ¡yo también soy tu hija! ¿Por qué no puedes preocuparte por mí?"

"¿Por qué, igual que Liberto, en tu corazón y en tu mente solo existe Viviana?"

"¡Mi corazón también es de carne, yo también siento dolor... mamá!" Las lágrimas llenaron los ojos de Ximena, y al instante comenzaron a caer.