—¿Qué pasó? —preguntó Zhuang Zijin, al mismo tiempo que parecía darse cuenta de algo en ese instante—. ¿El dinero que conseguiste no era del responsable del accidente?
Además de organizar el funeral de su hijo, Zhuang Zijin había salido herida en un accidente automovilístico y como resultado de ello, había gastado mucho dinero. Antes de regresar a China, su hija incluso le dio algo de dinero y le dijo que era lo que le habían pagado de la indemnización.
Lin Xinyan no sabía cómo explicarlo, puesto que era algo muy difícil de hablar y su silencio era una muestra clara de que aceptaba lo que su madre le preguntó.
«¿Cómo puede una chica conseguir una cantidad tan grande de dinero?» Zhuang Zijin sentía que tenía el corazón roto, pues no se atrevía a creerlo.
—¿Te traicionaste a ti misma? —Tomó a Lin Xinyan por la muñeca y le dijo—: No puedes quedarte con este bebé. ¡Ven conmigo al hospital ahora!
—¿Por qué? —Lin Xinyan trató de alejarse del apretón de su madre.
—¡Tu vida estará arruinada si tienes a este bebé!
Lin Xinyan no debía tener al bebé, era una mujer casada y si otras personas se enteraban de ello, estaría arruinada.
—Mamá, por favor, deja que me quede con el bebé. —Lin Xinyan lloró y gritó.
Sin embargo, no importaba cuánto lo hiciera, Zhuang Zijin estaba decidida y permaneció firme al tenerla agarrada de la mano. Al final, logró arrastrar a su hija al hospital ese mismo día; cuando Lin Xinyan dijo que no quería ir allí, su madre la amenazó con suicidarse, así que tuvo que ir.
Se requirieron muchas revisiones y estudios antes de que pudieran practicarle el aborto. Cuando Zhuang Zijin fue a recoger los formularios de los estudios, Lin Xinyan estaba sola, sentada en una banca en el pasillo, cubriendo su barriga con las manos. Las lágrimas no paraban de rodar por su rostro, se sentía triste e indefensa.
—Hao, estoy bien, no te preocupes demasiado. Solo es una quemadura leve —dijo Bai Zhuwei con una suave sonrisa.
Usaba un vestido negro ajustado, el cual resaltaba su curvilínea figura y también llevaba un saco de traje que tenía sobrepuesto en los hombros. A su vez, Zong Jinghao, quien parecía preocupado, usaba una camisa blanca que tenía las mangas dobladas y que revelaban sus fuertes brazos.
—Si una escaldadura no se trata de manera adecuada, puede dejar cicatrices.
Bai Zhuwei inclinó su cuerpo hacia los brazos de Zong Jinghao.
—¿Me vas a menospreciar si termino con cicatrices?
—¡Y sigues diciendo tonterías!
Bai Zhu soltó una leve risilla, sabía que Zong Jinghao no era una persona superficial.
«Esa voz…» Lin Xinyan levantó la cabeza con lentitud, y vio que Bai Zhuwei estaba recargada sobre Zong Jinghao mientras caminaban despacio hacia donde ella estaba. Se veían como la pareja perfecta. Por su parte, ella era una payasa que había perdido la inocencia a una edad muy temprana y que, además, había quedado embarazada sin saber quién era el padre del bebé.
Mientras estaba absorta observándolos, vio algo que la tomó por sorpresa.
—Siguiente paciente.
Cuando la puerta del quirófano se abrió, había un enfermero de pie junto a la puerta. Detrás de él, estaba una joven que se agarraba el abdomen mientras salía de la habitación y que no dejaba de murmurar:
—Aborto indoloro… si ese es su nombre, ¿por qué duele tanto?
Zong Jinghao frunció el ceño y clavó su mirada en el rostro de Lin Xinyan, pues cuando estuvo frente a él, se comportó como si le importara mucho el bebé que llevaba en su vientre. No obstante, en un periodo corto de tiempo, había ido a tratar de practicarse un aborto en el hospital. Se burló para sus adentros.
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