Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 107

Faye solo llevaba un vestido de tirantes finos. La parte delantera del vestido era tan baja que casi dejaba al descubierto todo su pecho. Estaba claro que no llevaba nada debajo.

Además, el vestido era muy corto y apenas le cubría los muslos. Tampoco parecía llevar ropa interior. Wilbur estaba casi seguro de que iba completamente desnuda.

Sus exquisitos rasgos se veían realzados por un ligero maquillaje, y el vestido dejaba poco a la imaginación.

A Wilbur le resultaba casi imposible resistirse.

Se dio la vuelta apresuradamente, preocupado por si su nariz empezaba a sangrar si seguía mirando. Sería vergonzoso.

Faye bajó la escalera tambaleándose. Sacó una botella de vino y otra de champán.

Dejó ambas botellas en la mesa del comedor y se sentó frente a Wilbur. Sirvió dos copas y levantó una. "Por ti, jefe".

"No, hoy es tu día. Tengo un regalo para ti".

Wilbur sacó el collar de jade y se lo pasó a Faye.

Faye jadeó, dejó el vaso y lo miró más de cerca.

Sabía un par de cosas sobre la calidad del jade y enseguida se dio cuenta de que se trataba de jade imperial, que era extremadamente caro.

Se puso el collar de inmediato y sonrió a Wilbur. "Gracias. No esperaba que me regalaras algo. Te habrá costado una fortuna".

"Yo no diría que me ha costado mucho. De hecho, no me he gastado ni un centavo", dijo Wilbur levantando la copa.

Faye alzó las cejas. Al parecer, el collar tenía una historia detrás.

Sintió curiosidad, chocó las copas con Wilbur y bebió un sorbo antes de preguntar: "¿Puedes contármela?".

Así, Wilbur le contó a Faye la historia completa de cómo había conseguido el jade, y Faye se quedó estupefacta cuando terminó.

Wilbur soltó una risita. "¿De verdad es tan impactante?".

Faye abrió la botella de vino y siguieron bebiendo.

Faye se bebía una copa tras otra, y Wilbur también. Los dos se estaban acabando el vino muy rápido.

Sin embargo, lo que Faye llevaba puesto les distraía demasiado. El más mínimo movimiento revelaba algo nuevo, e incluso, sin darse cuenta, le había enseñado varias veces el cuerpo a Wilbur.

Wilbur hacía todo lo posible por no mirar, pero Faye o bien parecía emocionada o bien le estaba enseñando algo a propósito una y otra vez.

La cena duró más de dos horas y Faye acabó desmayándose en la mesa a causa del vino.

Wilbur dejó escapar un largo suspiro. Se sentía como si acabara de pasar por una guerra.

Si Wilbur no hubiera sido un hombre de gran fuerza de voluntad, habría sucumbido a los encantos de Faye hacía mucho tiempo.

Suspiró en silencio.