Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 1374

La Banshee soltó un aullido desgarrador y el lúgubre sonido comenzó a extenderse.

En el rostro de Wilbur se dibujó una fría sonrisa. Este era el regalo que había preparado para los tres jueces y el vasto ejército de la Santa Iglesia Illuminati. Algo así bastaba para aniquilarlos, asestándoles un golpe devastador que dejaría destrozada a la Santa Iglesia Illuminati, asegurándose de que no se atrevieran a provocarlo otra vez.

Por eso también impidió que Cameron y los demás lo alcanzaran. Era un ataque indiscriminado dentro del área, especialmente cuando se usaba en esta pradera abierta donde no había cobertura. El Aullido de la Banshee sería aún más aterrador en su poder.

Los gritos lastimeros atravesaron instantáneamente los cuerpos de los tres jueces. Sus formas galopantes se desplomaron en el suelo. Mientras tanto, las ondas del aullido de la Banshee continuaban extendiéndose hacia el vasto ejército de la Santa Iglesia Illuminati, a punto de engullirlos.

Todos iban a morir.

El ejército de la Santa Iglesia Illuminati, testigo de la caída de los tres jueces, mostró expresiones de incredulidad. El terror del Aullido de la Banshee ya los había invadido y, en menos de un segundo, sintieron el espeso aroma de la muerte envolviéndolos.

Justo entonces, frente al ejército de la Santa Iglesia Illuminati, de pronto apareció un portal de teletransportación.

Del ardiente portal emergió un hombre corpulento con barba.

Vestido con una armadura de combate marrón y con una espada en cruz colgando de la cintura, las llamas surgían de las costuras de la armadura como si estuvieran listas para estallar en cualquier momento.

Augusto miró a los tres jueces caídos, les hizo un gesto con la mano y un libro sagrado apareció en sus manos.

Abrió el libro sagrado y comenzó a recitar en voz alta.

En un instante, el palacio en el cielo derramó incontables luces doradas, envolviendo a todo el ejército de la Santa Iglesia Illuminati.

Los gritos desgarradores cesaron bruscamente tres segundos después y el rostro de la Banshee desapareció.

El gran ejército de la Santa Iglesia Illuminati, aún conmocionado, miró a sus camaradas, aliviado de que todos estuvieran ilesos. Solo entonces soltaron colectivamente un largo suspiro.

En ese momento, Augusto frunció el ceño y dijo: "No he venido aquí a luchar".

Wilbur se quedó desconcertado, mirando a Augusto y preguntando: "¿No eres de la Santa Iglesia Illuminati?".

"Sí que lo soy. Bajo el mando del Papa, soy el Arcángel Augusto", respondió Augusto en tono solemne.

Wilbur se quedó perplejo. Esto no concordaba con el estilo habitual de la Santa Iglesia Illuminati.

Augusto explicó: "Esta es una decisión tomada por Michael y su gente. No tiene nada que ver con la Santa Iglesia Illuminati. Estoy retirando mis tropas y este asunto termina aquí".

"¿Termina aquí?". Wilbur frunció el ceño, hizo un gesto con la mano y agarró la Espada del Juicio, afirmando fríamente: "Me llevaré esto".

Los ojos de Augusto se llenaron de chispas.