Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 1472

Jacques la fulminó con la mirada. "No me interesan las cosas que caen en mis manos".

Sus palabras tocaron un punto sensible en Jayla. Sintió como si su orgullo hubiera caído al suelo y se hubiera hecho añicos como cristal.

La vergüenza y la rabia, entre otras muchas emociones, invadieron su cerebro y lo único que deseaba era estrangular al bastardo.

Jacques sonrió ante la expresión de su cara. "Supongo que no es del todo imposible que entres al banquete".

Jayla se llenó de esperanza, con una desesperación abrumadora que instantáneamente sustituyó toda su vergüenza mientras lo miraba con hambre.

"Desnúdate y monta un numerito para mí", dijo Jacques, dando un sorbo a su vino.

Jayla apretó los dientes y se quitó todo lo que llevaba puesto mientras permanecía de pie frente a Jacques, mirándolo con ojos ardientes. "¿Qué clase de espectáculo le gusta, señor Jacques?".

"Me gusta ver perros", sonrió Jacques.

La expresión de Jayla cambió y Jacques la miró con calma.

Al segundo siguiente, Jayla sonrió. Se puso en el suelo a cuatro patas, levantando el trasero mientras gateaba sin dejar de ladrar como un perro.

Al fin y al cabo, era una actriz y ofrecía un espectáculo bastante convincente.

Jacques soltó una sonora carcajada ante la actuación.

Jayla siguió actuando durante unos minutos y Jacques se terminó una copa de vino tinto.

Justo entonces, Jayla se acercó con una sonrisa antes de llenar la copa de Jacques. "No está mal. Creo que te has ganado una oportunidad de entrar al banquete".

"¿Qué más le gustaría ver? Soy un gran artista. Estudié artes escénicas, después de todo". Jayla sonrió.

Jacques la miró fríamente. "Bueno, no tienes que hacerlo. Pero es tu única oportunidad".

Las palabras volvieron a golpear con fuerza a Jayla.

Ya había caído tan bajo. ¿Iba a rendirse ahora?

Jayla pensó para sí misma: '¡No! Es mi sueño ser una estrella internacional y lo voy a conseguir cueste lo que cueste'.

Tras decidirse, Jayla cogió la copa de Jacques.

El líquido amarillento desprendía un olor pútrido. La mano de Jayla temblaba mientras lo sostenía.

"Tómalo. El éxito tiene un precio, ya lo sabes". La voz diabólica de Jacques sonó en el oído de Jayla.