Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 1762

La lectura de una persona normal rondaría los cien, y la cifra descendería con la intensidad de sus emociones.

La mayoría de los asesinos que fracasaban en sus misiones eran extremadamente emocionales, y sus lecturas descendían por debajo de cincuenta.

La Corporación Fuente Verde se había esforzado mucho en investigar esto y descubrió que existía una correlación maravillosamente extraña entre el cuerpo humano y sus emociones.

Si las emociones de un asesino estaban en un nivel de cien, sería capaz de moverse con todo su poder. Del mismo modo, un asesino con una lectura emocional de cincuenta vería sus poderes reducidos a la mitad.

El reloj era la mejor herramienta del juez para evaluar las emociones de un asesino. Después de todo, sería más fácil tratar con un asesino si estuviera en un estado más emocional.

La Corporación Fuente Verde tenía un sistema de asesinato perfecto con reglas estrictas que se aplicaban tanto en casos internos como externos y que ni siquiera personas como Jeckle y Demetra serían capaces de burlar.

Eran unos simples robots que operaban para el gigantesco sistema que era la Corporación Fuente Verde. Los únicos que realmente se beneficiaban de los frutos de este trabajo eran los altos cargos de esta empresa. Sin embargo, estos altos cargos nunca habían revelado su identidad, por lo que nadie sabía cómo eran ni quiénes eran.

A pesar de ello, todos los miembros de la Corporación Fuente Verde disfrutaban del trato que recibían de la empresa. Al fin y al cabo, había normas estrictas que les otorgaban los beneficios y el poder que se ganaban o merecían siempre que se ocuparan de sus propios asuntos y cumplieran con su trabajo.

Para estas personas sin poder, la Corporación Fuente Verde era su pilar de apoyo. Aquí era donde obtenían su poder y estatus, algunos incluso se vengaban.

Era muy difícil ascender en la sociedad, por lo que todos apreciaban profundamente su posición en la Corporación Fuente Verde.

El hombre se arrodilló y abrió su maletín mientras sonreía a Demetra a unos doce metros de distancia. “Muy bien. ¿Cómo te gustaría acabar con tu vida?”.

“Con un obús”. Dijo Demetra.

“¡Ja, sabía que eras duro! Considera ese deseo concedido”.

El hombre del traje ensambló el arma, se arrodilló sobre una rodilla y apuntó el cañón a Demetra con una sonrisa burlona. “Adiós para siempre, querido Demetra”.

El obús disparó con un fuerte sonido, golpeando el cuerpo de Demetra y haciéndolo volar antes de explotar en el aire y llenar el ambiente de una espesa nube de humo.