Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 1961

Desde que el virus, David, había curado a Wilbur, sus perspectivas del mundo se habían ampliado enormemente. Si el virus podía curar a Wilbur en un minuto, aún habría hechizos curativos más poderosos en todo el mundo.

En el pasado, el aura del dragón había crecido más allá de lo que el cuerpo de Wilbur podía soportar porque no podía controlarla, y por eso nunca había pensado en utilizarla para curar su cuerpo.

Ahora que ya tenía los calderos de bronce, Wilbur aprendió más cosas sobre el aura de dragón. Al cabo de una hora dejó de canalizar, y el aura de dragón de su cuerpo no tardó en volver a la normalidad. Al mismo tiempo, el aura de dragón que fluía fuera de su cuerpo fue absorbida rápidamente por los cuatro calderos de bronce.

Los calderos cayeron lentamente al suelo mientras Wilbur se estiraba las articulaciones curadas. Entonces, se le ocurrió una idea y canalizó su cuchilla del trueno. Wilbur notó que esta vez tardaba mucho menos en canalizar la cuchilla del trueno y que los poderes del rayo que contenía eran mucho más poderosos.

Al segundo siguiente, Wilbur lanzó sus poderes de tipo Tierra y apareció un Muro de Tierra frente a él. El cuchillo de trueno desapareció y los poderes de trueno se concentraron en el puño derecho de Wilbur, que lanzó un grito de furia y golpeó el muro de tierra.

¡Bum!

El muro se rompió con un sonido ensordecedor, con grietas que se extendieron por la pared mientras caía rápidamente al suelo en pedazos.

Era evidente que su cuerpo ahora era más fuerte. El aura de dragón había mejorado su control sobre su energía espiritual, a la vez que sanaba su cuerpo. Esto era algo que nunca antes había sucedido.

Los poderes de tipo tierra y trueno se desvanecieron al mismo tiempo, y Wilbur bajó la mirada y se miró los puños. "Parece que el clan del dragón guarda muchos secretos. Si los encuentro, quizá pueda mejorar aún más mis poderes".

El rostro de Judy se puso pálido. "¿Qué cuarto de millón de dólares? ¿acaso escuchó algo mal, señor Penn?".

"Me lo ha dicho la señorita Ellen. ¿Olvidó lo que le dijo ayer, señora?".

La señora Judy miró a Ellen. "Ese era el precio de ayer. Pero hoy cambié de opinión. No voy a venderte el caldero de bronce, joven. Por favor, váyase".

"Pero el caldero significa mucho para mí. Realmente espero que pueda vendérmelo, señora Judy".