Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 1966

"Siempre hay una oportunidad para que las cosas cambien", dijo Wilbur antes de depositar la carta en el buzón de sugerencias.

Luego se giró para mirar a la señora Judy. "Ya que antes considerabas venderme los calderos de bronce, estoy seguro de que volveré a convencerte con mis acciones, para que cambies de opinión".

La expresión de la señora Judy se oscureció. "Puedes continuar muy bien si encuentras sentido en hacerlo, pero puedo decirte ahora que no cambiaré de opinión. Nada de lo que hagas cambiará eso".

"Pero señora Judy, usted dijo...". Ellen habló con lágrimas en los ojos, tratando de defender a Wilbur. Pero justo en ese momento, la señora Judy señaló a Ellen con enojo. "Este es un aviso oficial, Ellen. Estás despedida. Por favor, vete de inmediato".

Ellen se quedó paralizada en el sitio, atónita. Le temblaron las piernas y cayó de rodillas ante la señora Judy. "Por favor, señora Judy, no me despida. Este trabajo es muy importante para mí, por favor, deme otra oportunidad".

La señora Judy suspiró. "No es que no quiera darte otra oportunidad, Ellen. Mira todos los rasguños que tienes en el cuello, los brazos y las pantorrillas. Sé que el estado de tu familia no es el mejor, pero esto es un museo y necesitamos una guía que pueda representar nuestra imagen. Lamento profundamente tu pérdida, pero no puedo hacer nada por ti. Por favor, cuídate".

La señora Judy se dio la vuelta para marcharse, y Ellen se sentó en el suelo llorando. Había conseguido el trabajo rogándoselo a la señora Judy y prometiéndole que lo haría muy bien. Por desgracia, Ellen no podía escapar de su propia familia.

Las lágrimas de Ellen hacían que a Wilbur le doliera el pecho. Se acercó a ella y le pasó un pañuelo de papel. "Por favor, no llores. Vamos, límpiate las lágrimas".

"Gracias".

"Probablemente estarás bien. Solo es perder un trabajo. Seguro que puedes buscar otro. No tienes por qué estar tan triste".

"¿Qué haces?".

Wilbur agarró a Ellen por el brazo justo cuando el tren estaba a punto de chocarla, apartándola de las vías. El tren pasó silbando, haciendo que el pelo de Ellen se alzara mientras sonreía dolorosamente.

"He perdido todo menos mi sonrisa. Gracias, pero no puedes cambiar mi vida".

Ellen sonaba sin esperanza. Iba a pisar las vías una vez más, pero Wilbur la tiró hacia atrás con un fuerte movimiento. El pelo de Ellen volvió a alzarse y fue entonces cuando Wilbur se dio cuenta de las marcas rojas que tenía en el cuello.