Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 2325

Wilbur miró las motos. "¿Son de ustedes?".

"S-Sí".

Marshall levantó la vista preso del pánico antes de decir: "¡No, espera! Vinimos en cinco Harley, pero aquí solo veo cuatro. Creo que alguien se llevó a una".

Wilbur sonrió. "Supongo que se produjo una grieta interna y uno de tus compañeros Asesinos Escorpión mató a Huck".

Marshall hizo una pausa antes de decir: "¡Entonces solo puede haber un tipo detrás de esto! ¡Johnson, el bajito! ¡Dios mío, ya le había jurado lealtad a Huck! ¡No puedo creer que le haya disparado y haya secuestrado a Maria!".

"¿Maria? ¿Quién es esa?".

"La chica de Huck. Es una verdadera zorra. Dios, voy a matar a Johnson cuando lo encuentre".

Wilbur dijo: "¿Seguramente no hay necesidad de que las cosas se pongan tan mal por una mujer? ¿Hay algo que no me estás diciendo?".

Marshall parpadeó. "N-No, ¡claro que no! Te dije todo lo que sé, Señor Penn. No puedo creer que ese pervertido de Johnson le haya puesto sus manos a Maria. Vámonos, Señor Penn. Te llevaré a Monsato. Te llevaré a la mansión de Fawkes, pero no puedo garantizar tu seguridad después de eso".

Marshall se subió a una de las motos con destreza, encendió el motor y se fue con Wilbur.

Al mismo tiempo, Maria acababa de abrir la puerta principal de los aposentos secretos con su huella digital. Johnson la siguió dentro, su rostro brillando de alegría al ver todas las máquinas en la habitación. "No me decepcionaste, Maria".

Dickens miró a Johnson, un poco sorprendido, pero salió de su estado lo suficientemente rápido para sonreírle con una reverencia. "A su servicio, Señor Johnson".

"Hm".

Johnson le devolvió la sonrisa. "Estoy muy satisfecho con sus modales, Profesor Dickens. Ahora, dime cuánto tiempo más falta para que el Robot Satán esté completo".

Dickens se giró mirar al Robot Satán de color plateado. Se trataba de un robot a control remoto que había inventado para que Huck lo usara como arma secreta. Estaba claro que Huck le había confiado a Johnson un secreto tan importante.

Bueno, Huck merecía su fin. Todos los seres humanos son codiciosos y ningún hombre podría resistirse a mostrar su riqueza y sus mujeres.