Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 2459

Wilbur invocó nuevamente la Hoja del Dragón Mágico, aniquilando a otra docena de sombras. Sin embargo, casi de inmediato, una oleada aún más abrumadora trepó por el árbol, abalanzándose sobre él con ferocidad.

Con movimientos rápidos, Wilbur empleó la Hoja del Dragón Mágico para eliminar a algunas sombras más. Luego, recitó un hechizo y desató el Trueno Cuadrúpedo, invocando cuatro colosales esferas de relámpagos. Estas flotaron en el aire, crepitando con electricidad, antes de disparar ráfagas de rayos que impactaron en las sombras.

Para su sorpresa, los rayos no parecían afectarles en absoluto. Las sombras no solo permanecían ilesas, sino que parecían aún más vigorosas mientras ascendían implacablemente.

No pasó mucho tiempo antes de que las sombras lograran aferrarse nuevamente a la Hoja del Dragón Mágico. Varias de ellas se engancharon con fuerza a la hoja, arrastrándola consigo cuando Wilbur decidió soltarla.

En un destello de inspiración, Wilbur invocó la Lanza del Dragón Azul. Esta arma era ligeramente más larga que la Hoja del Dragón Mágico, pero la frustración de Wilbur alcanzaba un nuevo nivel. Sentía que el dios dragón le había jugado una mala pasada.

El Aura de Retorno, por la que había gastado ocho mil puntos de gracia, al menos podía salvarlo en situaciones de vida o muerte. Sin embargo, la Lanza del Dragón Azul, que le había costado la exorbitante suma de diez mil puntos, no parecía ser más que un arma marginalmente más práctica.

¡Diez mil puntos de gracia no eran algo insignificante!

Lleno de ira, Wilbur lanzó la Lanza del Dragón Azul hacia las sombras. Pero justo cuando se disponía a recuperarla, sucedió algo asombroso.

La Lanza del Dragón Azul tenía la capacidad de absorber el poder de sus adversarios, lo que despertaba al dragón azul en su interior. Esta aura del dragón no solo se fortalecía con cada enemigo derrotado, sino que también podía repeler ataques y acabar con los oponentes en el momento justo.

Para un mortal corriente, la lanza podría parecer una simple arma. Pero un cultivador experto sabría apreciar su incalculable valor.

El dragón azul custodiaba el árbol con un fervor imponente, y las sombras parecían desalentadas por su poderosa aura. Ninguna se atrevía a acercarse, y Wilbur, animado por la situación, comenzó a inspeccionar los alrededores. De repente, divisó a una docena de sombras congregándose en un punto como si hubieran encontrado algo.

Esto desconcertó a Wilbur. Después de haber buscado durante todo el día sin detectar la más mínima señal de una formación, ¿qué era lo que estaba atrayendo a esas sombras a ese lugar?