Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 2546

Cuando Wilbur salió de la cueva, ya nevaba intensamente en el exterior. De repente, inspirado, conjuró un hechizo y la Lanza de Dragón Celeste apareció en su mano. En medio del remolino de copos de nieve, Wilbur empezó a practicar sus técnicas con la lanza.

La lanza se movía tan rápido como un rayo, atravesando los copos de nieve. Destellos de luz blanca lo atravesaron. Wilbur introdujo una oleada de energía en la Lanza de Dragón Celeste y, al segundo siguiente, el dragón de la lanza se materializó. Saltando en el aire, Wilbur aterrizó sobre la cabeza del dragón.

El dragón levantó la cabeza y rugió, llevando a Wilbur hacia las nubes. El dragón se convirtió en polvo y Wilbur, con la Lanza de Dragón Celeste en la mano, se dirigió hacia el oeste.

Wilbur había detectado una extraña y poderosa señal de energía en el oeste, similar al aura de la criatura murciélago. Estaba seguro de que se trataba del segundo Demonio Nocturno.

Diez minutos más tarde, Wilbur llegó a una zona montañosa salvaje cubierta de nubes negras. De repente, las nubes empezaron a moverse y una figura oscura salió volando de una casa, dirigiéndose hacia una montaña verde en la distancia.

Una mujer salió corriendo de la casa, gritando: "¡Mi hija! ¡Devuélveme a mi hija!".

Los aldeanos salieron corriendo para sujetar a la mujer. Wilbur los miró y luego persiguió a la figura oscura, que, junto con las nubes negras, se adentró en una cueva a medio camino de la montaña verde.

Esta montaña era conocida como la Montaña Esmeralda.

Wilbur lo siguió de cerca, escuchando a lo lejos los gritos de una niña. Cuando la figura oscura entró en la cueva, Wilbur lo siguió.

"¡Suelta a la niña!".

Gritó Wilbur a la figura negra que sujetaba a la niña por la cintura.

El hombre-serpiente se enfadó de repente y, con la mirada perdida, dijo: "¡Ya que la quieres, cógela!".

Y lanzó a la niña hacia Wilbur. Instintivamente, Wilbur alargó la mano para cogerla, pero el hombre-serpiente lanzó un poderoso golpe con la palma. Una huella negra de la palma golpeó la espalda de la chica y, con un fuerte estruendo, estalló en una niebla de sangre.

"¡Tú!".

Wilbur miró atónito al hombre serpiente, que ahora lucía una sonrisa triunfante. Riendo, el hombre serpiente dijo: "Jaja, querías salvarla, pero no te dejaré. No solo eso, ¡también te quitaré la vida!

"¡Muere, estúpido arrogante!".