Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 26

Wilbur se burló fríamente y le dio una patada en el pecho a Stanley.

Stanley escupió una bocanada de sangre mientras salía despedido por los aires, aterrizando pesadamente en el suelo y perdiendo el conocimiento.

Después de eso, Wilbur se acercó al Rayo Hank. "Ustedes se aliaron para secuestrar a Faye y querían darme una lección, ¿verdad?".

"¡Todo eso fue idea de Stanley! ¡Yo solo lo estaba haciendo por dinero! Tú y yo no tenemos nada en contra", suplicó el Rayo Hank. Él también había perdido toda su arrogancia.

Wilbur lo levantó por el cuello y se acercó a la cara del hombre, advirtiéndole: "Me da igual quién seas. No te metas con nadie a mi alrededor. Métete con ellos y tendrás que pagar el precio".

Antes de que Rayo Hank pudiera dar una respuesta, Wilbur le dio un puñetazo en el estómago justo cuando lo soltó.

El Rayo Hank lanzó un grito de angustia, acurrucándose en el suelo mientras tosía sangre. Parecía haber rastros de sus intestinos mezclados con la sangre.

Estaba claro que no iba a vivir.

Gordon vio todo eso desde el principio, pero no dijo nada.

Cuando Wilbur terminó, Gordon gritó: "Llévenselos a todos y entréguenlos a las autoridades pertinentes".

Un Rayo Hank casi muerto, un Stanley gravemente herido y el resto de los hombres fueron sacados, metidos en camiones y enviados a donde se suponía que debían ir.

Gordon se acercó a Wilbur y le dijo: "Siento haberlo asustado, señor".

"No pasa nada. Pensaba encargarme yo mismo, pero viniste tú. Tengo que darte las gracias por ello".

Wilbur definitivamente tenía la fuerza para acabar con todos mientras protegía a Faye.

Pero si lo hubiera hecho, las consecuencias habrían sido difíciles de limpiar.

Por eso Wilbur había accedido a que Gordon lo ayudara, ahorrándole muchos problemas.

Esbozó una sonrisa amarga y dijo: "Deberías dejar que él te siga en el futuro para evitar meterte en problemas".

Faye asintió en silencio. Wilbur cogió una manta y la colocó sobre las piernas de Faye, cubriendo sus suaves muslos. "Quédate aquí esta noche. Te haré compañía".

"Gracias, jefe". La mirada de pánico de Faye pareció parpadear astutamente durante un segundo.

Justo entonces, sonó el timbre de la puerta. Wilbur frunció el ceño antes de abrir la puerta.

"¿Quién eres?". Wilbur se quedó mirando al hombre que tenía delante. Parecía tener unos treinta años y vestía un traje.

El hombre sonrió levemente. "Mi apellido es Owens y mi nombre es Ian. Ian Owens".

"¿Pasa algo?". Wilbur frunció ligeramente el ceño.

Ian asintió. "Sí, y es un asunto bastante serio".