Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 2619

Wilbur no tardó en darse cuenta de que el aura energética de la dimensión espejo se debilitaba cada cinco días, pero se restablecía en menos de una hora. Por lo tanto, Wilbur supuso que ese era el tiempo en que el aura de energía del fondo del lago se recargaba.

Como el espejo de bronce podía absorber automáticamente el aura energética, Wilbur y Felix no tenían que salir de la dimensión del espejo. Con el tiempo, habían pasado cien años en la dimensión espejo mientras los dos cultivaban.

Un día, Conrad Albert, el jefe de la familia Albert, había terminado un cultivo en aislamiento de tres años. Salió descalzo de su habitación y se dirigió al Lago Tortuga Negra, a unos doscientos metros de distancia.

Ya había docenas de hermosas mujeres alineadas junto al camino que conducía al lago. Eran las mujeres de la familia Albert, seres impresionantes que habían sido escogidos entre los demás. Sin embargo, solo podían ser sirvientas y criadas de la familia, servir a los miembros principales de la familia y saciar todas sus necesidades.

Conrad irradiaba un aura poderosa mientras caminaba. Nutría su cuerpo, alisando su piel arrugada en un abrir y cerrar de ojos.

En apenas diez segundos, Conrad se había transformado de un anciano a un apuesto joven. Las criadas bajaron la cabeza, sin atreverse a levantar la vista lo más mínimo. Era una regla en la familia Albert: las mujeres no tenían ningún lugar en la familia.

Las posiciones de las mujeres eran determinadas por las élites de la familia, y solo podían esperar hasta que se les diera una orden. Conrad había vivido miles de años. Había aprendido muchas habilidades y llevaba mucho tiempo cualificado para ascender a las dimensiones superiores.

Con lo poderoso que era, al menos podría acabar con algunos de los cultivadores normales de las dimensiones superiores y hacerse con una posición decente. Sin embargo, Conrad no tenía prisa, pues pensaba que lo que tenía ahora en las dimensiones intermedias significaba más que llegar a las dimensiones superiores.

La criada llevó a Shawn a la cabaña de madera, donde esperó fuera en silencio. Una hora más tarde, Conrad se separó de la mujer que se aferraba a él. Le puso una mano en el hombro y la miró fríamente. "Lo siento, no puedo permitirme tener cerca a nadie que me haya visto así. Son mis reglas".

Al segundo siguiente, el cuerpo de la dama se convirtió en innumerables partículas de polvo. Conrad sintió la presencia de Shawn después de eso, y gritó: "Adelante, Shawn".

"Sí, señor".

Shawn entró en la cabaña, arrodillándose en el suelo respetuosamente antes de inclinarse ante Conrad. Permaneció de rodillas sin decir palabra, manteniendo la cabeza inclinada mientras Conrad lo miraba fríamente. "¿Sabes por qué te pedí que me vieras, Shawn?".