Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 264

Wilbur miró fijamente a una ahora aliviada Gertridge. "No creerás que maté a Lobo de Veneno por ti, ¿verdad?".

"Lo sé. Simplemente era demasiado engreído", dijo Gertridge con una sonrisa.

"¿Qué quieres decir con eso?".

"Ese tipo siempre ha sido arrogante hasta la médula solo porque se cree un cultivador increíble y no respeta a nadie más que a nuestro líder. Es de suponer que ibas a acabar con él por comportarse así en tus terrenos", dijo Gertridge.

Wilbur sonrió. "¿Cómo estás tan segura de que iba a matarlo?".

"No estaba segura. Pero, como he dicho, no tenía otro sitio a donde huir. Simplemente dejé que el destino decidiera", dijo Gertridge, encogiéndose de hombros.

Wilbur se burló. "Vete de aquí ahora mismo y no dejes que te vuelva a ver. ¿Entendido?".

Luego, miró a su alrededor.

Harry seguía desplomado en el suelo, tendido en un charco de su propia inmundicia. Sus amigos temblaban en un montón, con los rostros pálidos y sin la chulería de antes.

No podían creerlo.

Ninguno de ellos sabía de dónde había venido aquella presión poderosa y escalofriante.

Todo había sucedido demasiado rápido y el misterio era aterrador.

Todos aquellos intrusos querían irse a casa de inmediato y meterse en la cama para poder despertarse y decirse a sí mismos que todo había sido solo un sueño.

Sin embargo, Wilbur dijo: "Supongo que pueden quedarse y divertirse si quieren. No es para tanto".

Las dos mujeres rompieron a llorar a la vez y los hombres también temblaron.

Wilbur se burló. "Van a mantener la boca cerrada sobre lo que vieron aquí. ¿Entendido?".

Los cinco intrusos asintieron profusamente.

Justo entonces, una señora en chándal con una mochila al hombro les hizo señas para que se detuvieran.

Ryder le echó un vistazo y se llevó lentamente una mano al maletín.

"Viejo, ¿cuál es tu problema?". Wilbur fulminó a Ryder con la mirada, antes de detener el coche y bajar la ventanilla. "¡Hola, señorita! ¿Quieres que te lleve?"

La mujer parecía tener unos treinta años. Su piel era suave y brillante, y parecía un ama de casa rica.

"¡Sí! Es la primera vez que subo aquí. No sabía que estaría tan lejos. Estoy muy cansada". La mujer sonrió.

Wilbur le devolvió la sonrisa y dijo: "Pase".

La mujer abrió la puerta del asiento trasero. "Gracias, por cierto".

Wilbur sonrió y volvió a encender el motor. La mano de Ryder seguía apoyada en su maletín.