Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 2799

"Pero ahora, todo esto debe llegar a su fin".

Con esas palabras, Wilbur saltó en el aire, extendiendo los brazos mientras su aura energética se expandía. A su alrededor, las Cuatro Bestias Divinas -Pájaro Bermellón, Tortuga Negra, Dragón Celeste y Tigre Blanco- aparecieron en forma fantasmal.

Observando a Wilbur, Augheimer concentró sus pensamientos, formando un escudo defensivo negro alrededor de su cuerpo para prepararse para el ataque de Wilbur.

En el aire, los fantasmas de las Cuatro Bestias Divinas, el Dragón Celeste, el Tigre Blanco, el Pájaro Bermellón y la Tortuga Negra, flotaban sobre Wilbur, rodeándolo. Cuando sus energías comenzaron a combinarse, las cuatro bestias empezaron a unirse en una sola. Tras girar rápidamente, acabaron por combinarse en un dragón dorado.

En los cielos de Ciudad Buck existía el aura energética única del Dragón Dorado, aunque la gente corriente no podía sentirla y no era consciente de su presencia. Ahora, habiendo absorbido las energías de las cuatro fuentes divinas, Wilbur había comprendido los misterios de las cuatro bestias, transformándolas en Dragón Dorado.

El nutrido Dragón Dorado creció, y su energía de dragón se hizo más fuerte. Augheimer, al percibir esta aterradora aura, abrió los ojos con furia y exclamó: "¿Qué? ¿Cómo es posible? Wilbur, ¿realmente comprendiste el secreto de las Cuatro Bestias Divinas? ¡Imposible! ¡No puede ser verdad!".

Elevándose en el aire, Wilbur miró a Augheimer y le dijo: "Augheimer, si te rindes ahora, aún puedo perdonarte la vida. Pero si sigues luchando contra mí, podrías sufrir graves heridas. Una vez fuimos amigos íntimos, y no quiero verte así".

"¡Argh!".

Augheimer estalló de rabia de repente, gritando: "Wilbur, ya que acepté este desafío, no me rendiré. ¡Vamos a luchar! ¡El resultado de nuestra batalla está lejos de ser seguro!".

Después de haber matado a diez mil cultivadores, el poder de Augheimer había alcanzado cotas increíbles. Incluso si se enfrentaba a Hadir solo, podría no perder.

¡Augheimer creía que solo le faltaba una oportunidad!

En el instante siguiente, el Dragón Dorado agarró el escudo negro con sus garras. Los ojos de Augheimer se iluminaron de alegría mientras pensaba: "¡Por fin llegó la oportunidad!".

Realizó un hechizo, y el escudo negro se aferró con fuerza a las garras de Dragón Dorado, absorbiendo rápidamente la energía del dragón, convirtiéndola en el propio poder de Augheimer.