Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 409

La visión de los coches pareció dar una inyección de confianza a Jonah, que inmediatamente se enderezó y corrió a informar de la situación a los oficiales que acababan de llegar.

Jonah y el resto de su pandilla sonreían. Tenían curiosidad por ver cómo aguantaría un cabrón como Wilbur a todos aquellos oficiales.

Mientras Jonah informaba de la situación, hasta un centenar de agentes de las Fuerzas Especiales y de la policía rodearon el coche de Wilbur. Todos estaban armados, con los cañones de sus armas apuntando a su coche.

La situación había escalado y se habían presentado el jefe y los vicecapitanes de las Fuerzas Especiales, junto con el jefe del departamento de policía.

Que a un agente le quitaran el arma por la fuerza era un gran problema. Todos los superiores no se tomaban a la ligera una ofensa así.

Burt se acercó al jefe y a los vicecapitanes de las Fuerzas Especiales, informándoles de todo lo que acababa de ocurrir.

El vicecapitán Gordo Canne sabía exactamente lo que estaba pasando. Había sido él quien había enviado a Burt cuando Jonah le había pedido un favor. Sin embargo, no esperaba que la situación se intensificara tanto.

A Gordo también le enfurecía la situación, ya que atacar a los agentes y arrebatarles sus armas era un delito grave. El responsable podía ser condenado a cadena perpetua.

Ronan Black, capitán jefe de las Fuerzas Especiales, escuchaba con el ceño fruncido.

Acababa de resolver el caso Gobo y ahora tenía que ocurrir algo así. Qué fastidio.

Sin embargo, este caso era lo suficientemente importante como para que Ronan tuviera que aparecer. Él sería el responsable si no se manejaba bien.

"Capitán, por lo que veo, deberíamos matar al tipo. Le arrebató todas estas armas a nuestros oficiales. Es inmensamente peligroso", dijo Gordo.

Ronan se volvió para mirarlo. "Analicemos la situación antes de eso. Haremos todo lo posible para convencerlo de que se rinda. Ya que lleva todas esas armas, podría haber unas cuantas bajas si estallara una pelea".

Gordo no dijo nada más. Al fin y al cabo, no era más que un vicecapitán.

El jefe de la policía tampoco dijo nada.

El caso no estaba en sus manos. No podía hacer nada. Lo mejor era que no se metiera en líos.