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Bentley dijo de inmediato: "¿Deberíamos irnos ya? No parece muy seguro que permanezcamos aquí".
"No se preocupen. Yo me ocuparé de ellos. No tienen nada que temer", dijo Wilbur.
Sin embargo, Xavi y Bentley aún parecían muy preocupados.
Wilbur se rio entre dientes. "No tengan tanto miedo. En cuanto esto acabe, volverán a un ascenso".
"Me temo que no viviré para ver ese día", dijo Bentley aterrorizado.
Skyler sonrió. "¿De qué demonios tienes miedo? Los dos trabajan para el Cabo, ¿no? ¿Creen que no seríamos capaces de enfrentarnos a unos cuantos matones?".
"Tienes razón, la verdad es que no tendríamos miedo si estuviéramos en Ciudad Seecher. Sin embargo, estamos en medio de la nada y rodeados de montañas. Podríamos morir y ni siquiera saberlo", dijo Xavi.
Wilbur dijo con una voz grave: "Relájate. Alguien vendrá a buscarnos mañana y aquí no se escapa nadie".
Ni Xavi ni Bentley sabían lo poderoso que era Wilbur en realidad, pero Faye les había llamado diciendo que él estaba allí para encargarse específicamente de esto y que lo único que tenían que hacer era escucharlo.
Ambos estaban aterrorizados, pero sabían que no les correspondía decir nada más.
Tras terminar de comer, Xavi y Bentley huyeron a sus habitaciones sin perder un segundo más.
Wilbur y Skyler charlaron entre ellos en su habitación de vez en cuando, hasta que pasaron las diez de la noche.
El pueblo estaba completamente tranquilo, la mayoría de sus habitantes se habían ido a dormir.
En ese momento, más de diez coches se detuvieron frente a la posada. De ellos salieron unas 40 personas, todas ellas armadas con palos y porras, que irrumpieron en la posada.
El posadero y el botones se asustaron mucho y se escondieron de inmediato.
El grupo de asaltantes destrozó por completo el mostrador de recepción antes de dirigirse hacia la habitación de Wilbur.
Wilbur miró a Skyler. "Esta es tu oportunidad de lucirte. Dales bien".
"¡Estaba esperando a que dijeras eso, jefe! Llevo tiempo queriendo acabar con esos cabrones".
Skyler se levantó y salió de la habitación después de eso. Encendió un cigarrillo, apoyándose en la pared mientras lo fumaba.
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