Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 48

Faye nunca sacaba el tema porque Wilbur tampoco lo había mencionado.

Saber qué decir y qué no decir en el momento adecuado era la mejor cualidad que uno podía tener como subordinado, amigo o incluso amante.

Faye sonrió ante las palabras de Wilbur. "La Isla Lago Marino vale por lo menos quinientos millones de dólares. Es un buen trato el que consiguió".

"Bueno, fue una sorpresa. No esperaba nada", dijo Wilbur con una sonrisa.

Fue entonces cuando Faye dejó de preocuparse. Los dos charlaron mientras terminaban la comida antes de que Faye fuera a fregar los platos.

Wilbur se sentó en el sofá y encendió un cigarrillo. Se quedó mirando la espalda de Faye en la cocina, perdido en sus propios pensamientos.

Pronto, Faye terminó de limpiar y se acercó a la sala de estar.

Justo cuando iba a sentarse, se resbaló y cayó en la dirección de Wilbur.

"¡Ups!", gritó Faye, que cayó sobre Wilbur.

Wilbur se sobresaltó un momento antes de tirar de uno de los brazos de Faye para que volviera a sentarse en el sofá.

Faye se sentó, con las manos en el pecho mientras jadeaba. "Qué susto".

La parte delantera de su vestido se bajó mientras se sacudía, mostrando su escote. Su jadeo no hizo más que empeorar las cosas y Wilbur tuvo que esforzarse por evitar que su mente divagara.

"Me voy a la cama. Tú también deberías descansar". Wilbur huyó tras pronunciar esas palabras.

La expresión de Faye era de agonía al verlo irse, murmurando para sí misma: "Iba a tenerte de postre, cobarde".

-

A la mañana siguiente.

Faye se despertó y se preparó antes de dirigirse a la sala. Wilbur no estaba por ninguna parte.

Ella suspiró, entonces subió a su coche y condujo al trabajo.

Justo cuando había llegado a su despacho, recibió una llamada de Timothy.

Hablaron durante un buen rato antes de que la llamada terminara. Faye estaba furiosa.

Su secretario respondió: "De acuerdo. La Corporación Willow está en apuros desde lo que les ocurrió la última vez. Muchos bancos los están persiguiendo para que paguen sus deudas".

Los ojos de Faye se iluminaron de inmediato. "¡Muy bien! Ponme en contacto con los representantes bancarios encargados de esto. Me gustaría tener unas palabras con ellos".

"Estoy en ello".

La noche llegó rápidamente.

Wilbur terminó de meditar y abrió los ojos.

Pensar en lo que había pasado anoche le hizo sacudir la cabeza.

Era realmente imposible resistirse a Faye. Eso le estaba complicando mucho la vida.

De haber sido cualquier otro hombre, habría sucumbido a sus encantos hace mucho tiempo.

Justo entonces, sonó su teléfono.