Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 484

Magnus se echó a reír.

Wilbur y Sammy salieron del hotel. Sammy se apresuró a preguntar: "Señor, ¿cómo he podido hacer que le pague mil millones de dólares así como así?".

"No te preocupes. Ya te dije que mi dinero no es fácil de ganar", dijo Wilbur con indiferencia.

Cuando subieron al coche, Sammy preguntó en tono preocupado: "¿Y la rueda de prensa de disculpa de mañana? ¿Y su dinero?".

"Asistiremos a la rueda de prensa como estaba previsto y hablaré en tu nombre. No te preocupes por el dinero, haré que me lo devuelvan con intereses", respondió.

Sammy dejó escapar un largo suspiro. No conocía el plan concreto de Wilbur, pero en cierto modo confiaba en sus capacidades, así que no indagó más.

Volvieron a la habitación del hotel y ella pidió comida al servicio de habitaciones.

Wilbur comió sin vacilar, mientras que Sammy solo probó unos bocados porque estaba agobiada por la preocupación.

"No pasa nada. No tienes que preocuparte, ya que estoy aquí", la tranquilizó Wilbur.

Ella asintió y volvió a coger los cubiertos.

Pronto terminaron de comer. Wilbur se excusó diciendo que quería descansar, así que volvió a su habitación.

Sammy estaba sola en el salón. Parecía inquieta y no dejaba de suspirar.

Wilbur salió por la tarde con ojos soñolientos para lavarse.

Ella le sirvió aparte y, cuando terminó de asearse, pidió unos platos refinados y le acompañó a cenar.

Después de cenar, Wilbur le dijo: "Aquí no tienes nada que hacer ahora. Puedes venir mañana por la tarde".

Dudó y alargó la mano para abrir la puerta lentamente.

Wilbur parecía estar dormido. Se acercó a la cama y miró a Wilbur, que dormía profundamente. Su mente se aceleró.

Apretó la mandíbula y acabó por quitarse la toalla. Se quedó desnuda y levantó lentamente las sábanas. Luego, se deslizó cautelosamente bajo las sábanas.

La invadió una sensación que nunca antes había experimentado. Sentía calor en todo el cuerpo, como si se estuviera cocinando al vapor.

Quería tomar la iniciativa, pero no sabía cómo empezar. Solo pudo acurrucarse bajo las sábanas y sintió sacudidas como si estuviera electrificada.

Wilbur suspiró y dijo: "¿Por qué tienes que hacer esto?".

Ella se sobresaltó. Luego, dijo en voz muy baja: "Señor, no puedo pagarle. Por favor, acépteme. Todavía soy virgen".