Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 634

Los gritos de entusiasmo de todos dejaron sin habla a Wilbur.

Se preguntaba cuándo le dieron el título de General Divino. Primero fue Dios del Trueno, y ahora General Divino. Eran realmente creativos.

En realidad, no sabía que ya era prácticamente un dios en el círculo de cultivo de la provincia de Kardon. Todo el mundo lo respetaba y hablaba tanto de él que era prácticamente una leyenda.

Cuando Sullivan vio a Wilbur, frunció el ceño y le echó un vistazo antes de decir: "Supongo que hay prodigios en cada generación".

"Es demasiado amable". Wilbur se paró a diez metros del anciano, diciendo con calma: "Señor, realmente quiero saber por qué quería desafiarme. ¿Incluso insistió en que fuera una batalla a muerte?".

Sullivan se rio y dijo: "No tienes que preocuparte por eso. Ven a mí con todo lo que tienes. Espero que no me decepciones".

"Haré lo que pueda, pero estoy seguro de que no te fue fácil llegar a este nivel. ¿Por qué viene buscando la muerte?", preguntó Wilbur amablemente.

Sullivan se sorprendió por un momento antes de reír: "Hacía mucho tiempo que alguien no hablaba así delante de mí. Parece que el círculo de cultivo se olvidó de mí".

"Me parece que no hay necesidad de una lucha a muerte después de haber trabajado tan duro para llegar a tu nivel".

"Estoy empezando a interesarme por ti. Es una pena que el Señor y la Señora Penn ya no estén por aquí, porque si no, no podría ni molestarme contigo. Sinceramente, te pareces un poco a ellos", dijo Sullivan.

Wilbur preguntó despacio: "¿Qué estás diciendo? ¿Quiénes son ellos? ¿Tienen algo que ver conmigo?".

"Te diré más si me ganas", dijo Sullivan con una sonrisa.

Wilbur frunció el ceño mientras sacaba su arma y dijo: "Vamos, entonces".

Sullivan se levantó y su energía espiritual estalló, formando una nube de energía espiritual a unas decenas de metros por encima de su cabeza. Una ola de aterradora energía espiritual se dispersó, cubriendo más de cien metros a su alrededor.

De repente, soplaron violentos vientos y el cielo se oscureció.

Incluso la multitud, que se encontraba a doscientos metros de distancia, sintió la aterradora presión, haciendo que su respiración se detuviera por un momento.