Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 662

Un sonido ensordecedor resonó en el aire.

Wilbur chocó con los brazos de Bruce, ambos chocaron contra las paredes y cayeron diez pisos hacia abajo.

Wilbur aterrizó en ambos pies, dejando un hueco profundo en el suelo.

Bruce fue mucho más aterrador: su aterrizaje dejó un cráter en el suelo de unos pocos metros de ancho.

Siguió riendo, mirando a Wilbur con los ojos rojos. "¿Cómo te atreves a arruinar mi plan, imbécil? Voy a matarte".

"Oh, no hay prisa para eso. ¿Podrías primero decirme de dónde sacaste eso?".

Wilbur estaba prácticamente babeando mientras miraba el Hueso de Cristal en el pecho de Bruce.

Ciertamente ese era un Hueso de Cristal, como el que Sterling Jenkins, el presidente del Grupo Pentágono, le había regalado en la derrota.

Fue la ofrenda perfecta. Wilbur estaba desesperado por tenerlo en sus manos.

Lo que no entendía, sin embargo, era cómo alguien como Bruce había conseguido algo tan aterrador. ¿Podría ser coincidencia o destino?

Wilbur no quería nada más que saber de dónde venían estos huesos. Se llevaría el premio gordo si lograra conseguir unos cuantos Huesos de Cristal como este.

Sin embargo, en ese momento, Bruce ya estaba cargando hacia él.

Los pies gigantescos de Bruce dejaron huellas aterradoras en el suelo, que temblaban con cada paso que daba.

Sus manos se habían transformado en largas lanzas espirituales, llenas de runas mientras ardían intensamente con llamas espirituales.

La multitud acababa de escapar de su aterradora presión de antes.

Cuando escucharon el sonido de los monstruosos pasos desde abajo, miraron aterrorizados por las ventanas y vieron a Bruce cargando contra Wilbur como un toro salvaje.

El mismo Wilbur se convirtió en una bola de luz brillante, lanzándose alrededor del cuerpo de Bruce en círculos.

Su aterradora arma se balanceó peligrosamente, dejando escapar sonidos escalofriantes y choques aterradores.

La batalla era una vista aterradora, dejando una sensación de hundimiento en todos los que la vieron.

Bruce apenas era humano en ese momento. Su gigantesca forma, junto con las runas que se arrastraban cubriendo las llamas espirituales que iluminaban las lanzas que ahora tenía como brazos, lo hacían ver más como una bestia salvaje, dispuesta a destruir todo a su paso.

Sin embargo, Wilbur también se negó a dejarse, lanzando su hacha de trueno por el aire como si fuera la personificación del mismísimo dios del rayo. Esto fue una amenaza suficiente para Bruce, quien no pudo evitar esquivar los ataques.

Las ondas perdidas de energía espiritual de la batalla hicieron que el suelo temblara de vez en cuando como si fuera a desmoronarse.

Nadie se atrevió a bajar las escaleras, sabiendo que enfrentarse a la nueva forma de Bruce solo resultaría en su muerte.