Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 665

Ni siquiera un golpe como ese había derribado a Wilbur. Los tres estaban condenados.

Leonard abrió mucho los ojos y su mente se quedó en blanco.

Le costaba creer que el joven que conoció por casualidad en Ciudad Seecher resultara ser tan poderoso y aterrador.

Pensar que Leonard incluso había menospreciado a este hombre, pensando que era joven y tonto.

Además de eso, Wilbur prácticamente solo había entrado en esta batalla gracias a Leonard. No pudo evitar temblar de arrepentimiento y culpa ante ese pensamiento.

Los ojos de Catelyn prácticamente brillaban mientras miraba a Wilbur, al borde de las lágrimas.

Sin embargo, al segundo siguiente, Leonard tuvo un pensamiento que hizo que los colores desaparecieron de su rostro.

Esa arma que Wilbur sostenía le pertenecía al General Divino Trevor Penn. Si ese era el caso, ¿por qué se veía... diferente?

Leonard y las dos damas a su lado no sabían qué pensar.

Habían sido testigos de la batalla entre Trevor Penn y Sullivan Cromwell, y el hacha de trueno de Trevor había sido imposible de olvidar.

Sin embargo, esto respondió algunas de las preguntas que tenía Leonard. Era perfectamente entendible que Wilbur fuera tan poderoso si era el General Divino.

¿Pero por qué había venido a Ciudad Eldor con Leonard?

De repente, Leonard se llenó de conmoción, miedo y confusión mientras se quedó inmóvil.

En ese momento, Wilbur guardó su hacha de trueno antes de caminar hacia Bruce y lanzarle un puño al cuerpo.

Con una fuerte colisión, el gigantesco cuerpo de Bruce se hizo pedazos por el impacto, convirtiéndose en pequeñas manchas de cristal que flotaron en el aire. Una tienda de dos pisos detrás de él se derrumbó por la fuerza restante del golpe. Mientras tanto, el Hueso de Cristal de su cuerpo aterrizó en la palma de Wilbur.

Wilbur pudo sentir la poderosa energía en el Hueso de Cristal y dejó escapar una sonrisa de satisfacción.

Nadie sabía exactamente por lo que había pasado este planeta en los miles de millones de años que pasaron desde que surgió, ni qué habían experimentado los seres humanos en detalle.

Wilbur se quedó en silencio, contemplando la inmensidad de la galaxia y lo pequeño que él era en el contexto del tiempo y el espacio.

En algún momento, la gente de arriba salió del edificio. Se quedaron detrás de Wilbur en silencio, sin atreverse a interrumpirlo.

Todo lo que hicieron fue mirarle la espalda, mirándolo como si fuera un dios.

Incluso Amon y el resto no se atrevieron a irse, permaneciendo detrás de Wilbur con la cabeza inclinada, esperando el juicio.

No tenía sentido correr, no ante alguien tan aterrador.

Wilbur pareció llegar a algún tipo de comprensión en medio de sus pensamientos y sintió como si estuviera descendiendo a otro plano.

Un sonido brillante resonó en su cerebro cuando una misteriosa runa apareció en el árbol de las llamas ardientes de su alma, balanceándose suavemente mientras colgaba de una rama.