Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 691

"Una tormenta de arena a gran escala puede alterar el panorama, haciendo difícil determinar en qué dirección vamos. Si es así, nuestra operación podría tener que ser terminada", Isabella dijo.

Wilbur suspiró y pensó: 'Si hubiera sabido que esto sucedería, hubiera venido solo'.

De todos modos, a este punto enviar a Isabella y Ryder de regreso parecía imposible, por lo que solo podían esperar.

Los tres se sentaron en el coche y escucharon en silencio el viento que soplaba afuera.

Una situación así podría ser mortal y los desastres podrían suceder en cualquier momento.

Era una situación peligrosa para Isabella y Ryder, pero no para Wilbur porque podía flotar en el aire para encontrar el camino de regreso en cualquier momento porque estaba en el nivel del Santuario.

La tormenta de arena duró toda la noche y solo paró a la mañana siguiente.

Isabella intentó abrir la puerta del coche, solo para darse cuenta que no se movía. Le tomó varios intentos lograr por fin abrir la puerta. En ese momento se dieron cuenta que la mitad del coche estaba enterrado en la arena.

Isabella, Wilbur y Ryder se metieron por los huecos que lograron abrir y miraron la vista ante ellos con impotencia.

El camino estaba totalmente cubierto de arena y no se veía por ningún lado. Incluso si lograran sacar el coche, no podrían conducirlo.

Pero lo que les sorprendió fue ver pasar un Unimog a pocos kilómetros de distancia.

Era un tractor de primera clase con un interior lujoso que costó más de 1,5 millones.

Del tractor bajaron tres personas, vestidas con vestimenta adecuada para viajar por el desierto.

Wilbur reconoció que eran los mismos dos hombres y la mujer con la que se topó en el avión. ¡Qué mundo tan pequeño!

Los tres también vieron a Wilbur y a los demás, pero los ignoraron.

El hombre musculoso procedió a descargar tres UTV del tractor. Cargaron algunas bolsas grandes antes de prepararse para partir.

Furiosa, Isabella extendió su mano para agarrar al hombre musculoso, su aura aumentando.

El hombre musculoso simplemente se burló y le dio un puñetazo.

Isabella gruñó de dolor y retrocedió unos pasos, con el brazo izquierdo cayendo impotente.

El hombre se lanzó para agarrar el arma de Isabella, sin darle tiempo a responder.

Sorprendida, Isabella retrocedió dos pasos y encendió su aura. El viento comenzó a arremolinarse a su alrededor y la arena empezó a arremolinarse.

En ese momento, Wilbur cerró la brecha de diez metros entre ellos con un salto y se paró entre los dos.

"¿Cómo te atreves a atacar a una oficial?", le preguntó.

Aunque no disfrutaba de la naturaleza entrometida de Isabella, no podía simplemente quedarse de brazos cruzados mientras ella enfrentaba el peligro, por lo que no tuvo más remedio que interferir.