Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 713

Después de salir de la habitación, Wilbur se fue con la intención de tomar un buen desayuno.

Por la zona había una cafetería que servía unas hamburguesas estupendas, y a Wilbur le gustaban mucho.

Era cerca del mediodía, así que había bastante gente almorzando allí y también era bastante difícil encontrar estacionamiento.

Wilbur, finalmente, consiguió un sitio y estaba a punto de estacionarse.

En ese momento, el coche que circulaba detrás de él chocó por detrás con el suyo.

Wilbur suspiró frustrado.

¿Acaso no podía almorzar en paz?

Salió del coche con el ceño fruncido. Detrás de él había un BMW que le abolló el maletero.

El parachoques del BMW también se desplomó y la mitad yacía en el suelo.

Por suerte, no fue un accidente demasiado grave.

Sin embargo, justo en ese momento, una mujer redonda de unos cuarenta años salió del BMW.

Estaba cubierta en diamantes y vestida con ropa de diseño de la cabeza a los pies, a pesar de que su aspecto era desternillante.

Antes de que Wilbur pudiera decir nada, la mujer gritó: "¿Acaso no sabes conducir? ¿Estás ciego?".

Wilbur se quedó de piedra. Estaba claro que ella le dio por detrás, pero ¿estaba haciendo que pareciera que él era el culpable?

"¿Qué c*ño estás mirando? Paga ahora mismo, ¡no puedes permitirte meterte conmigo!". La carne de la mujer parecía temblar con cada palabra que pronunciaba.

"Vamos. Me diste por detrás", dijo Wilbur.

La mujer levantó la nariz y soltó una mueca de desprecio. "¡Yo iba recto, eras tú el que giraba! ¿Cómo te atreves a culparme por darte por detrás? ¡No te vas a librar de esta!".

Estaba claro que la mujer no utilizaba la lógica, y Wilbur suspiró. "Entonces llama a la policía. Que se encarguen ellos".

La mujer perdió los estribos. "No tengo tiempo que perder contigo, ¡paga!".

Estaba claro que se estaba haciendo la tonta.

Dejando atrás el coche, Wilbur entró en la cafetería para comer.

La mujer se puso furiosa al ver que Wilbur se marchaba, salió del coche y lo persiguió maldiciendo.

Poco después, un Audi se detuvo junto al BMW.

Se bajaron dos hombres, uno de unos cincuenta años y otro de unos veinte. Se parecían bastante.

Se acercaron a la mujer y charlaron animadamente antes de dirigirse a la cafetería.

Los tres miraron a su alrededor antes de que la mirada de la mujer se posara en Wilbur en medio de un bocado particularmente grande de su hamburguesa. "¡Es él!".

Los dos hombres se acercaron a la vez, y el mayor le gritó a Wilbur: "¡No me puedo creer que tengas ganas de comer! ¿Sabes en qué lío te metiste?".

"¿Eh? No, la verdad es que no", dijo Wilbur, antes de seguir masticando su hamburguesa.

"¡Qué insolencia! ¡Creo que necesitas una paliza!", dijo el joven, arremetiendo contra él.