Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 882

Wilbur sacudió la cabeza y suspiró.

Los degenerados estaban destinados a aparecer en familias exitosas.

Ocurría incluso cuando los Grayson eran estrictos. Parecía que era inevitable en cualquier lugar.

De repente, un pensamiento alarmante cruzó su mente.

Recordó que estaba rodeado de mucha gente. Parecía que él también tenía que tener cuidado.

Zedeck intentó aliviar la tensión riendo entre dientes y diciendo: "Vamos, señor Grayson. Bebamos algo. No se enfade".

Sin embargo, Benjamín no estaba de humor. Sacudió la cabeza sin decir nada.

Orin no se atrevió a decir ni una palabra.

Wilbur se dio cuenta y dijo: "Señor Grayson, señor Campbell, yo me iré primero. Partamos hacia el Mercado del Sur mañana por la mañana, ¿de acuerdo?".

"Estupendo". Zedeck estaba esperando a que Wilbur dijera eso.

Benjamín asintió. Wilbur charló un rato con Orin antes de despedirse y marcharse.

A continuación, se dirigió de vuelta a la Isla Lago Marino.

Visitó la habitación de Eileen cuando esta estaba meditando. Ella levantó una caja al ver a Wilbur y la colocó sobre la mesita.

Wilbur la abrió y vio que dentro había un caldero de bronce.

El caldero no era enorme, sino del tamaño de un recipiente de incienso.

Sin embargo, tenía grabadas escrituras antiguas.

Parecía un objeto antiguo cuyo tráfico estaba prohibido, por lo que era valioso.

Wilbur usó su energía espiritual para inspeccionarlo e instantáneamente sonrió.

'¡Santo cielo! ¡No puedo creer que sea una contribución intermedia! ¡Qué maravilla!', pensó.

Eileen dijo: "Sé que no les tienes miedo, pero en lugar de esperar a qué vengan, ¿no es mejor que nosotros ataquemos primero?".

"¿Qué quieres decir?", preguntó Wilbur.

"El Club Kiwanis no es el mismo Club Kiwanis de antes. Ahora son un grupo de hombres de negocios que utilizan el nombre del Club Kiwanis para hacerse más poderosos. Sin embargo, ahora solo existen para ganar dinero. Lo que digo es que deberíamos eliminarlos, y tú deberías hacerte cargo del Club Kiwanis y devolverle su antigua gloria", dijo Eileen con una mirada solemne.

Wilbur miró a Eileen y se quedaron mirando un rato.

Una tormenta invisible se desató al instante en la habitación.

De repente, Wilbur soltó una risita al cabo de un momento y dijo: "Eileen, de verdad quiero saber por qué sigues involucrándome con el Club Kiwanis".

"Eres capaz", dijo Eileen.

"¿Es esa la única razón?". Wilbur sintió que se le movía el párpado.

Eileen dijo lentamente: "Por supuesto, hay otra razón, pero ¿estás preparado para ello?".