Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 932

Stiles fue derrotado y murió, así que las cosas estaban a punto de cambiar en Aroma.

Sharon sabía lo aterrador que era cuando Stiles gobernaba Aroma.

Los dueños de los casinos también tenían un futuro brillante, pero eran como sus hijos. Eran cautelosos frente a Stiles como si se encontraran con su autoritario y severo padre.

Tres cultivadores de nivel Santuario tampoco se atrevían a reprender a Stiles.

Cada casino le pagaba a Stiles una parte de sus ganancias cada año. Era una cantidad considerable de dinero.

Cualquiera que se atreviera a desobedecer a Stiles sería erradicado. Sus métodos eran brutales, así que todos tenían miedo.

Sin embargo, Wilbur reemplazó a Stiles. Sharon creía que él no sería diferente de Stiles.

Los gobernantes siempre habían sido despiadados.

Afortunadamente, Wilbur no permanecería mucho tiempo en Aroma. Ella hizo llamadas telefónicas para entender la situación.

No estaba de acuerdo con Samson. Él quería llevar a Tiff para disculparse con Wilbur.

Pensó: 'Tiff es la chica de Wilbur. ¿Cómo reaccionaría Wilbur si la viera así?'.

Ella fue la principal responsable de lo que le pasó a Tiff.

Sharon interrogó y golpeó a Tiff ella misma para mantener su autoridad en el casino.

Sentía que sería la primera en morir si Wilbur se enteraba después de que liberaran a Tiff.

Por lo tanto, sintió que Tiff tenía que morir.

Necesitaba estar un paso adelante.

Entonces, obligaría a Samson a cubrir este incidente. Samson no tendría elección si Tiff estaba muerta. Tal vez podría salirse con la suya.

Era la única manera de sobrevivir.

Tenía que correr el riesgo para sobrevivir.

Respiró hondo unas cuantas veces y dijo fríamente: "Vengan aquí".

Los dos hombres de la puerta entraron. Dijeron: "Señorita Taver."

"Mátenla, luego quemen su cuerpo. No dejen ningún rastro", ordenó fríamente Sharon.

Se sobresaltaron. Uno de ellos dijo: "Necesitamos las órdenes del señor Honard para eso, señorita Taver".

"Es una orden del señor Honard. ¿Estás dudando de mí?", gritó Sharon.

Al cabo de diez segundos, Tiff dejó de forcejear.

El hombre musculoso tiró el cuerpo sin vida de Tiff al suelo y miró a Sharon.

"Quémenla", dijo Sharon con frialdad.

"No debería mirar, señorita Taver. Será incómodo", dijo el hombre musculoso.

Sharon no parecía contenta. Dijo: "Cállate. Quémenla".

Los hombres parecían impotentes.

De repente, se oyeron pasos.

Sharon se sobresaltó. Vio a Samson que se acercaba corriendo con dos de sus subordinados.

Miró a Sharon con incredulidad cuando vio a Tiff en el suelo. Preguntó: "¿Qué has hecho?".

"Señor, Tiff tiene que morir. ¿No lo entiende?", gritó Sharon.

Samson no podía creerlo.

No podía creer que Sharon se atreviera a desobedecer sus órdenes e intentara matar a Tiff.