Entrar Via

Volverás a amar... Cuando las cicatrices hayan sanado romance Capítulo 2

Cuando terminé la preparatoria, comencé a trabajar, mi madre no podía pagarme la universidad, así que, sin más remedio, comencé a trabajar en una tienda de regalos, la verdad, es que ¡Me encantaba trabajar ahí!

¡Era divertido! Me encantaba envolver regalos, ayudaba a los chicos a escribir cartas de amor y cosas así, siempre imaginaba que era yo quien los recibía, así que ponía gran esmero en mi trabajo, mi jefa realmente apreciaba mi trabajo, pero, aunque me gustaba, no pude quedarme ahí por mucho tiempo.

- ¿Por qué? ¿Qué sucedió?

- La tienda de regalos estaba en el centro de la comunidad donde vive mi madre, era un lugar visible, Joan comenzó a frecuentar el lugar, compraba regalos, llevaba a su novia de ese tiempo, al ser mi trabajo, no podía negarme a envolver los obsequios que compraba aquel chico. La verdad para mí hacerlo no me molestaba, lo que me molesto o me dio miedo fue que mi horario de salida era a las 9:00 pm, a esa hora podía irme fácilmente caminando a casa, pero el problema era que Joan, comenzó a acosarme, me seguía e incluso una vez me jaloneo e intento aprovecharse de mí, para él fue fácil, debido a que la calle hacia mi casa era solitaria, comencé a tener mucho miedo, sin más remedio tuve que renunciar a aquel trabajo.

- ¿Tu familia lo sabía?

- Luego de aquella noche, no tuve más remedio que contarle todo a mi madre, ella al igual que yo, tuvo el mismo pensamiento, debía renunciar a aquel lugar, así que por un tiempo trabajé con mi madre, ella hace composturas de ropa, la entrada de dinero era menor, pero prefería eso a que me sucediera algo más.

- ¿Qué sucedió después? – Preguntó Alexis, claramente vi cómo cerraba sus puños, parecía molesto.

- Lo que me hizo huir fue que, un día mi madre necesitaba un hilo de un color específico, no lo teníamos y me mandó a buscarlo, normalmente no salía sola, pero esa vez era un caso urgente, mi hermana menor estaba en la escuela, la mayor estaba en el trabajo y yo tuve que ir sola a comprarlo. La verdad es que, todo el camino fue tranquilo, pero cuando iba llegando al centro, precisamente donde estaba la mercería, me topé con Diego, Joan y algunos de sus amigos, no les di importancia, ya no podía regresarme, ellos me habían visto, solo camine a paso veloz, compre lo que necesitaba y me fui.

En mi mente paso el volver a pasar por donde estaban o cruzar por otra calle, opte por lo segundo, sin pensar que aquella ruta era solitaria, cuando menos lo imagine, Joan me estaba esperando, se acercó a mí a paso veloz, solo sentí un golpe en mi cara, en específico en mi nariz, cuando reaccione, Joan me jaloneaba hacia donde estaba su auto. Era obvio lo que quería hacer, me quería subir, yo con miedo comencé a forcejear y gritar, pero nadie pasaba por el lugar, él sabía lo que estaba haciendo, para callarme me abofeteo, su golpe me hizo ver estrellitas debo ser sincera, yo manoteaba y gritaba con la esperanza de que alguien me escuchara.

Era claro que sabía que, si me subía a su auto, estaba perdida, quería llorar, quería gritar, me maldije por haber tomado esa ruta, creo que, si hubiera pasado nuevamente frente a su grupo de amigos, él jamás hubiera tenido oportunidad de seguirme.

- ¡Ana! ¿Qué pasó después?

- Todo era borroso, solo seguía gritando y pataleando, él me tomó por la cintura e intentaba cargarme para subirme a su auto, creo que Dios fue grande, en ese momento una camioneta se detuvo y unas señoras descendieron de ella, comenzaron a cuestionarlo, él decía que yo era su novia, pero yo negaba todo, les pedía ayuda, lloraba y suplicaba. Pienso que él, al verse acorralado, solo me empujo, subió a su auto y se alejó del lugar…

Mis ojos se llenaron de lágrimas al recordar aquella escena, solo pude sentir cómo Alexis cubrió mi cuerpo con un abrazo, no sé por qué abrazo me hizo llorar, únicamente había contado esa historia con tanto detalle a dos personas, Aarón y ahora, Alexis.

- Ana, cielo, ya todo pasó, eso fue hace muchos años, ahora estás bien, eso te ha hecho más sabia y fuerte.

- ¿Tú crees? ¡Yo no lo creo!

- ¿Por qué dices eso?

- Las cosas no han sido fáciles, Alexis, mi vida no ha sido fácil, luego de ello, esas señoras me llevaron a casa, mi madre vio en el estado que llegue, quisimos poner una denuncia, esas señoras serían mis testigos, pero en aquella época, la policía lo tomó como un pleito de pareja, me hicieron sentir como si yo me lo hubiera buscado.

Mi denuncia jamás procedió, luego de un tiempo, la cicatriz de mi nariz y labio cerro, ello era la única evidencia de lo que paso, él seguía llamando a la casa de mi madre, a mi celular, al de mis hermanas, él claramente sabía que mi padre no vivía con nosotras y se aprovechaba de ello, de puta, zorra y no sé cuanta cosa más no me bajo.

Nuestro precio es solo 1/4 del de otros proveedores

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Volverás a amar... Cuando las cicatrices hayan sanado