Estoy perdido en un montón de preguntas sin respuesta, cuando mi móvil suena, varios mensajes comienzan a llegar, desconozco el número, pero abro el primer mensaje y comienzo a leerlo.
“Diego,
Tuviste a tu lado a una buena mujer, sé que ahora debes estar en tu luna de miel. Espero la disfrutes tanto como yo voy a disfrutar esto. Ana ahora está fuera de tu alcance y el de tu m*****a familia.
Muchas veces le pedí que te dejara, pero nunca quiso, los últimos meses que viviste con ella hiciste un infierno de su vida. Espero que ahora que has unido tu vida a una mujer que seguro te enseñará a ser mejor persona… Realmente espero que analices si lo que le hiciste pasar a Ana fue lo correcto.
Ella te amaba, ella hubiera ido al infierno y vuelo de ser necesario, solo por ti… Aquí te dejo un recuerdito de todo lo que ella pensaba de ti. Ojalá que cuando veas esto, realmente sigas disfrutando de todas las estupideces que hiciste con ella.
En el mejor de los casos, yo me alejaría de ella y jamás volvería a cruzar por su camino.
Muchas felicidades, Diego Sánchez, de tu amigo… Julián Escalona."
Luego de leer el maldito mensaje de Julián, comienzo a ver varias imágenes de hojas blancas, al principio no puedo leerlas bien, agrandando las imágenes, reconozco la letra. Esa letra es de Isa, si algo le admiraba, era su bonita letra.
¿Por qué lo hago? No lo sé, pero comienzo a leer cada una de las imágenes y solo puedo sentir cómo comienzo a quedarme sin aliento, mi pecho comienza a doler… Mis ojos se nublan, me dejo caer en el piso, no puedo creer lo que estoy leyendo… ¿Isa estuvo embarazada…? ¿Isa perdió un hijo mío…? ¿Ella estaba embarazada de un hijo mío…?
- ¡Ella estaba embarazada! ¡Iba a ser padre! – M*****a sea, una oleada de frío recorrió mi cuerpo, yo, yo fui el maldito que se lo impidió, yo, si yo, yo fui el que le arrancó de las manos esa posibilidad.
Solo puedo sentir cómo algo escurre de mis ojos, inconscientemente comienzo a llorar, aviento mi teléfono, luego me doy cuenta de que no, no puedo arrojarlo, es lo único que tengo. Busco su número, lo busco con desesperación… Necesito hablar con ella, necesito escucharlo de ella, necesito arreglarlo… Debo arreglarlo…
Me levanto del suelo y comienzo a dar vueltas en aquel lugar como león enjaulado...
- ¡Maldita sea! – Digo en voz alta al darme cuenta de que, entre los muchos contactos, el de ella no está. Ahí es cuando recuerdo que lo borré, jamás sentí la necesidad de aprendérmelo y un buen día lo borré…

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